Monday, December 12, 2011


marginalia

Demos cracy, a-dieu!
Make no mistake: la validez y viabilidad del sistema político y económico norteamericano se discute dentro de las reglas del mismo sistema -Occupy Wall Street es la evidencia social de lo anterior. Después de dos meses en Zuccoti Park, la policía de la ciudad de New York desalojó a los protestantes en nombre del bienestar público y la empresa privada. Occupy se extendió a las principales ciudades del país y fue usado por la clase política y los medios de comunicación como expresión del “espíritu de las leyes” de la democracia representativa occidental. La respuesta del sistema ha sido siempre la misma –tolerar con disgusto, mediatizar los reclamos y disolver las protestas por las vías más expeditas y eficaces posibles, cuales quieran sean estas.
Después de la caída de la Unión Soviética y los países socialistas de Europa central y oriental, los reclamos de justicia e igualdad han vestido diferentes trajes; el más común es la lucha por la preeminencia de los intereses comunitarios sobre los intereses del mercado mundial. Individuos y líderes comunitarios ven la globalización como la concentración de la riqueza y la distribución de la pobreza; los discursos políticos tradicionales se han quedado al margen de las realidades socio-económicas y la tribuna ha sido ocupada por intelectuales transnacionales y postmodernos cuyo poder de convocatoria es escaso y la capacidad de influir en los cambios radicales que la sociedad contemporánea necesita está limitada a ser una maniobra intelectual de los mismos. La academia ha reemplazado el ágora.
Desde Seattle, 1999, las campañas de protestas en las cumbres de los países más ricos han expresado inconformidad con el paradigma de mercado libre, economía global. Mercado libre regulado por las corporaciones trasnacionales; diseñado para viabilizar las mercaderías y los servicios de las economías más fuertes y menos reguladas; el acápite financiero de la economía a grupas de la producción; la especulación financiera, el olvido de la realidad económica.
Los indignados todos, uníos: el reagrupamiento de movimientos sociales de distintas tradiciones y diferentes  ideologías, superando las estrecheces y cerrazones que antes signaban a la “izquierda”, es un reflejo de la globalización del descontento, de la insatisfacción de las necesidades básicas de la población y de la incapacidad del sistema financiero internacional para proveer con soluciones viables y sostenibles a la crisis económica mundial.

Monday, October 10, 2011

Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, lluvia y Habanastation


Muy temprano en la mañana de ayer domingo salí, sin mucho entusiasmo y casi sin objetivo, a la calle. Salí con el más chico de mis hijos, siete años. Llovía casi sin parar desde el sábado; manajé hacia el oeste por la calle ocho del suroeste de la ciudad. A la altura de la avenida setenta, doblé a la izquierda y entré en una casa de música que hacia años no visitaba. La tienda vende música en CDs y DVDs para el mercado hispano de la ciudad –Cuba es una subsección bastante bien surtida. Mi hijo se instaló unos auriculares y escuchaba cualquier cosa, yo miraba y revisaba la música y las películas cubanas que el lugar oferta. Era muy temprano y el lugar estaba desierto: la cajera y yo, mi hijo y un señor, que habalaba sin cesar de cualquier cosa con la cajera.

Esos domingos en la mañana en los que despierto casi siempre de una mala noche sabatina, y la nostalgia se funde en el consumismo. Esos domingos en la mañana en los que en la otra vida solía estar en la sacristía, en el altar o en los salones parroquiales. En fin, ayer domingo en la mañana en una tienda de música y filmes, compré un par de CDs del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y dos DVDs: El ojo del canario acercamiento al Martí joven, de Fernando Pérez y Habanastation de Ian Padrón. Supé que había enderezado el domingo: en el auto y en la casa, la sonoridad de aquellos años que yo no sabía lo que estaba viviendo y en la noche, junto a E, Habanastation, un testimonio de un país, de una ciudad que miraba con ojos extraños y, a la vez, sentía como propia –años perdidos. Si antes viví sin saber lo que vivía, ahora no he vivido lo que me tocaba vivir. ¿Cuál ha sido mi vida real?

La música y la poesía, las voces, de Silvio y Pablo como parte inevitable de la banda sonora con que recuerdo el pasado; Noel Nicola y Sara Gonzalez haciendo su parte. Enciendo el CD player, me siento solo, enciendo un cigarrillo que acompaño con unas cervezas, y me pongo a vivir. Quizás ese es el sentido real de mi vida: mentirme, crearme leyendas, hacer borgianos ejercicios de la memoria y de la otredad. Más allá de las circunstancias personales, la música, las canciones, que se fraguaron en esos años, en ese Grupo, pertenecen a todo el tiempo.

Habanastation es la vindicación de un cine posible que evada las comodidades y los lugares comunes, aunque todavía es deudora de cierta imaginería y sonoridad afrocubana. La película de Padrón está hecha desde la honestidad y la discreción, sugiriendo lecturas, regalando dichas mínimas, sin premuras y prejuicios, y eso convierte en arte, la parte de realidad que trabaja. Lo siento por mí, que no puedo ser ni parte, ni arte. Sin sobresaltos, ni lamentos –calladamente, en silencio, blanco, ilimitado. Es noche de domingo. No llueve. Y me duermo entra las melodías sonoras que acompañan las imágenes de mi vida pasada, imágenes sacadas de noticieros y filmes –y entre ellas las caras de Mayito y Carlos, en otro filme que ya no me consuela más.

Wednesday, October 05, 2011

      Andrés Reynaldo (AR) apenas escribe ya para las páginas de opiniones de El Nuevo Herald -cuando lo hacía en el pasado era uno de los escasos consuelos que los damnificados lectores de la abominación periodística de Miami tenían. Leo el periódico en español de la ciudad sólo para confirmarme en la certidumbre de que la idiotez humana es ilimitada. En cuento a los artículos de AR, suelo leerlos un par de veces, la primera vez para disfrutarlo –la mayoría de las veces hay en ellos un aliento literario tremendo, no siempre; la segunda no sólo para discrepar o disentir, sino para tratar de entender los mecanismos o los resortes que llevan a un escritor de su talento a incurrir en lugares comunes que no dejan otra alternativa que pensar en el oportunismo. A propósito de su último artículo, pensar que “las damas de blanco” son “unas mujeres vestidas de blanco empecinadas en ir a misa” no es una convicción política, es una perversión política, una desviación, o perturbación, del orden de las cosas.


     A veces imagino que las letras cubanas pudieran dar un Bernhard, un escritor contra el estado, contra la imbecilidad humana y los lugares comunes. A veces pienso que AR pudiera regalarnos una obra parecida, al menos en el talante. Mas, la cotidianeidad impone su registro y sus cuentas. Mientras sigo leyendo a Bernhard (et al) a punta de café y cigarrillos, y cuando aparece un roncito Havana Club.

Monday, September 05, 2011

Querido Pablo


Pablo Milanés nunca debió escribir un texto como el que el sitio digital Café Fuerte le atribuye, “Carta Abierta a Edmundo Garcia”. Más tarde el periódico local de Miami para la comunidad hispana, El Nuevo Herald, reprodujo ese texto escrito como respuesta a un artículo publicado en Progreso Semanal, una revista digital con base en Miami, por Edmundo García, un comentarista de la radio local; y no es que me apremie la simpatía con el autor de la nota de Progreso … No sé si Edmundo García es tan canalla como Pablo dice, pero Pablo nunca debió escribir un texto así, de dudosa gramática y coherencia, de precario estilo, de un mal gusto tremendo y tan grosero que no puedo imaginar al autor de tantas canciones hermosas maldiciendo de esa forma. Prefiero creer (porque tiene el “sabor”) que la “carta abierta” se la dictaron los energúmenos que pululan en esta ciudad y, él, Pablo Milanés, dio su consentimiento herido quizás, cansado a más no poder. Quiero pensar que el Pablo de Amor para vivir no puede siquiera concebir tamaña desvergüenza.

Más allá de lo anecdótico, el affaire Pablo/Edmundo ilustra una confrontación que trasciende la mera polémica política y deja al desnudo otra más sustanciosa, una cuestión de ética. Cantar en Miami no debe ser visto como una claudicación en los principios éticos y políticos de nadie; así como actuar en La Habana, tampoco. No sólo los tiempos han cambiado, también las personas. En los ’70 u ’80 pocos hubieran ido a escuchar a Pablo en Miami, así como tampoco a Willy Chirino, ni siquiera en Consolación del Sur, no ya en La Habana. ¿Miedos, principios? O una combinación de ambos. Miami ha cambiado su composición social, así como La Habana, la percepción sobre los emigrados.

En mi opinión, Pablo cruzó la línea de las contradicciones fecundas para parapetarse en las antagónicas, porque cómo se puede ser revolucionario y no ser fidelista, al igual que no se puede ser contrarrevolucionario y fidelista –ambas son proposiciones contradictorias, aporías. Querámoslo o no, la posición revolucionaria pasa por el pensamiento y la obra de Fidel Castro, aún cuando se guarde reservas o críticas sobre decisiones políticas puntuales o coyunturales. Las comparaciones son odiosas pero valga ésta: un católico que no solo disiente del magisterio romano pero que lo niega, se sitúa fuera de la institución eclesiástica, se le hace imposible participar activamente de las imprescindibles reformas que toda institución o proyecto humano necesita incorporar como algo justo y necesario, para usar lenguaje litúrgico. Negar tan rotundamente el liderazgo de Fidel en Miami es inconcebible para un revolucionario, para un hombre o mujer de izquierdas. Pablo no sólo renegó del liderazgo histórico de la revolución cubana, sino que en el afán de la cordialidad tuvo un intercambio con Carlos Alberto Montaner (CAM) –dicen que entrevista que a lo mejor no pasó de mero saludo. Otra vez en mi opinión, eso es un gesto desatinado; CAM no es un adversario liso y llano, es un enemigo de la revolución cubana, es un detractor sistemático que busca ninguna reconciliación, y cuya agenda política de implementarse en Cuba, significaría la caída en picada de los niveles de calidad de vida de la población, en especial de los más vulnerables. Que Pablo Milanés conceda una entrevista a Radio Martí, no es señal de tolerancia y respeto a las diferencias, es un acto, cuando menos, desleal a los propios principios políticos que dice abrazar. Pablo Milanés es una persona pública a quien no debe escapar la trascendencia y simbolismos de los actos públicos.

Pablo Milanés nunca será aceptado en Miami por lo que representa y por lo que es; no cabe en una comunidad que es la antítesis histórica de lo que dice defender, aún cuando Miami esté cambiando a posiciones menos beligerantes y más neutrales, si es que en política existe la neutralidad. Pudo muy bien haber cantado sus canciones de amor para no herir susceptibilidades y pudo haberse ahorrado también tanta deslealtad, desatino y coquetería fútil. Esta anécdota se hundirá en el olvido a la vuelta de los años, el implacable, el que pasó; su obra perdurará y juntos a sus canciones de amor, se seguirán escuchando las otras, las que cantaron una epopeya incontestable.

Friday, August 19, 2011


Ley de Ajuste Cuba, algunas consideraciones

Tengo delante de mí una copia de la Ley de Ajuste Cubano, promulgada el 2 de noviembre de 1966. El sumario de la susodicha ley reza: “Ley para ajustar el estatus de los refugiados cubanos a la de residentes permanentes legales de Estados Unidos, y para otros fines.” (El subrayado es mío). No se necesita ser un experto en escritura y lectura de documentos legales para notar que efectivamente, una vez que los cubanos acceden a la categoría de residentes legales dejan de ser refugiados políticos. Por lo tanto, el alboroto de un segmento de la comunidad cubana de la Florida en torno a las posibles violaciones de los cubanos, que una vez ajustados, regresan a Cuba, carece de fundamento legal. Lo Oficina de Intereses de los Estados Unidos (USINT) en La Habana tiene un programa para refugiados políticos; programa que es usado fundamentalmente por personas que alegan y prueban que han sido víctimas de acoso, persecución y/o encarcelamiento por motivos políticos. Dicho programa concede un reducido número de visas en comparación con las visas expedidas por la USINT por concepto de reunificación familiar, visitas temporales, visitas académicas y culturales o lotería de visas. De ahí que la gran mayoría de los cubanos que ingresan legalmente a territorio norteamericano no lo hace bajo el rótulo de “refugiados políticos”.
La ley establece claramente que: “…cualquier extranjero nativo o ciudadano cubano y que haya sido inspeccionado y admitido o puesto bajo palabra en Estados Unidos después del 1ro de enero de 1959 y que haya estado presente físicamente en Estados Unidos al menos durante un año, puede ser ajustado por el Fiscal General, a su discreción y conforme a las regulaciones que pueda prescribir, a la de extranjero legalmente admitido para residir permanentemente, si el extranjero hace una solicitud de dicho ajuste...” Si Pablo Milanés decide quedarse más allá del plazo que establece su visa de entrada a los Estados Unidos encontrará los siguientes escenarios:
1.       Pablo se queda después del vencimiento de su visa y las autoridades migratorias buscan su expulsión por estar violando una disposición migratoria.
2.      Pablo se queda después del vencimiento de su visa y las autoridades migratorias no buscan su expulsión por su condición de cubano
3.      Pablo se queda después del vencimiento de su visa; espera pacientemente por “el año  y el día” y somete las solicitudes para convertirse en residente permanente. Pablo nunca fue un refugiado político. Durante ese “año y un día”, Pablo no tiene número de seguridad social ni permiso de trabajo. Una vez obtenida la residencia permanente, puede regresar a Cuba si las autoridades cubanas le extienden la “habilitación” o permiso de entrada a Cuba; si no le aprueban la “habilitación”, no puede entrar a Cuba.
4.      Pablo se queda después del vencimiento de su visa y solicita asilo político. Se le asigna de inmediato un número de seguridad social y permiso de trabajo. La solicitud puede ser aprobada o denegada. De ser aprobada es técnicamente un refugiado político y al “año y un día” solicita cambiar su estatus a residente permanente. (Los no cubanos que son refugiados políticos no pueden modificar su estatus a residentes permanentes al “año y un día”; pueden vivir largos años como refugiados con los beneficios que incluye esa condición; pueden casarse con ciudadanos/as o residentes permanentes y cambiar el estatus; o pueden, en virtud, de nuevas regulaciones cambiar el estatus. Solo los cubanos refugiados políticos cambian automáticamente el estatus al “año y un día”.) De no ser aprobada la solicitud de asilo político de Pablo, solo le resta esperar el tiempo para completar el “año y el día” y acceder a la residencia permanente. Una vez que se convierte en residente deja de ser refugiado político.

Los intentos para modificar la Ley de Ajuste Cubano no es otra cosa que buscar su eliminación por otros medios. El llamado exilio histórico sabe que los días de su preeminencia y control sobre la comunidad cubana en los Estados Unidos y de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba están contados. Las nuevas hornadas de cubanos que han estado llegando desde el Mariel a la fecha guardan cada vez más una relación menor, en cuanto a intereses, con ellos. Estos cubanos, aun cuando sean anticomunistas, anticastristas, contrarrevolucionarios, tienen una percepción de Cuba, de la sociedad cubana, de la familia, que difiere de la sostenida tradicionalmente por el exilio histórico. Estos cubanos irán adquiriendo cada vez más un mayor perfil político y participando cada vez más en el proceso político norteamericano e intentando cambiar la política exterior de su nuevo país hacia su país de origen. Ese peligro es lo que hace que los representantes en Washington del exilio histórico quieran eliminar la Ley de Ajuste Cubano, porque una vez perdido el control del Capitolio y de la Casa Blanca en los asuntos relacionados con Cuba su poder económico en Miami se vería afectado y tendrían que reacomodar toda la retórica política sobre la que han fundado su poder cuasi omnímodo sobre los destinos de la comunidad cubana de Miami. Aunque por distintas razones, los exiliados cubanos más poderosos y conservadores coinciden con el gobierno cubano en el deseo de eliminar esa ley; los primeros para preservar su poderío económico y los segundos para hacer que la emigración cubana pierda su connotación política.

Friday, May 20, 2011

La excepcionalidad del estado (norteamericano)

Una orden emitida por un gobierno o sus agencias es razón suficiente para hacer que consideraciones de tipo moral o jurídica carezcan de relevancia a la hora de evaluar la misma. Esa, al menos, es la propuesta inicial del ensayista cubano Rafael Rojas en un escrito sobre la muerte de Osama bin Laden durante una operación comando del ejército y agencias de inteligencia norteamericanas.


Según Rojas, son las razones de un gobierno las que hay dilucidar para formarse una opinión válida sobre las acciones del mismo. La actuación del gobierno norteamericano, que el autor reconoce como” incoherente con el derecho internacional”, en el caso del ataque comando a la residencia de bin Laden y su consecuente muerte tiene sus propias razones al margen si el acto mismo no está de acuerdo con la moral ni el derecho; cabría entonces preguntarse cuáles son las razones por las que Washington se niega a reconocer en el terrorismo islámico un ejército regular y la negativa a firmar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional para así seguir con la lógica que el autor está tratando de establecer. Si Washington usa su ejército regular, con armamento convencional y de alta tecnología, conduciendo operaciones militares encubiertas o no en las que hay bajas civiles y de militantes islámicos entonces se puede colegir que un gobierno civilizado tiene que conceder ciertos derechos, previamente reconocidos por el derecho internacional, a los enemigos; de otra manera, no se debe usar el ejército regular para la efectiva ocupación de territorio extranjero y se debe proceder a través de operaciones encubiertas de inteligencia para lograr el fin deseado; además este proceder ahorría considerable cantidades de recursos de todo tipo y vidas humanas. En cuanto a la negativa a firmar el Estatuto de Roma, la situación se vuelve más compleja y culposa. Revisando de manera rápida los estatutos de la Corte Penal Internacional se puede percibir la ilegalidad no solo del acto en el cual bin Laden resultó muerto sino de todos los conflictos armados en los cuales el ejército regular de los Estados Unidos está envuelto en una capacidad u otra. No es la “resistencia” a firmar el Estatuto, es la negativa rotunda a firmarlos lo que pone en evidencia la actuación moral y de acuerdo a derecho del gobierno norteamericano.

Rojas admite que bin Laden hubiera podido ser juzgado en la Corte Internacional por cualquiera de los delitos reconocidos por ella o por una corte norteamericana pero que para ello debía ser previamente reconocido como un “enemigo regular” y ahí viene el paralelo con el Che Guevara, justamente atribuido a Jon Lee Anderson en The New Yorker quien señala que “Ernesto Che Guevara (…) was no terrorist”, pero que Rojas no se molesta en citar in extenso dejando la ecuación bin Laden = Che Guevara como de la total responsabilidad de Anderson y haciendo la tan deplorada por él y otros ensayistas concesión ideológica, esa que convierte a un intelectual libre en uno oficialista, siempre según el código anticastrista. La escritura neutral a la que parecen aspirar ciertos autores se deshace y se revela la plataforma ideológica sobre el que el discurso está montado. Ahora, si se quiere reivindicar la figura del Che Guevara como un legítimo luchador entonces se incurre en la ideologización de la historia, en el contubernio con el poder, etc.

Entonces entra la oración, la sentencia, fundamental del escrito sobre y alrededor de la cual el resto sería como carne sin hueso: “La racionalidad que ha guiado al gobierno de Estados Unidos se coloca, no sin razones, fuera de la normatividad establecida por el derecho internacional.” El subrayado es para resaltar lo que parece ser un oxímoron y que se pudiera leer como una “racionalidad con razones” y deducir entonces lo que podríamos llamar como una “racionalidad sin razones”. Así que la superpotencia militar, el país líder de la comunidad internacional, “no sin razones”, puede estar al margen de la ley sin esperar represalia alguna, sin que haya condena alguna, más bien aquiescencia y mucha comprensión dada la excepcionalidad de las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001; porque según la lógica del autor hay víctimas y víctimas: víctimas “únicas e irrepetibles” y víctimas indiferenciadas y repetibles ¿cuáles serán estas? ¿acaso las 73 personas del vuelo CU-455?; víctimas “cuya vindicación exige la propia excepción de la ley” y otras no. Será por ello que el gobierno cubano nunca actúo para eliminar físicamente a Bosch ni a Posada Carriles contra los cuales hay más evidencia, de todo tipo, de su responsabilidad en la voladura del avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo en el ya lejano 1976 que contra Osama bin Laden y su autoría intelectual en los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington así como los victimas del otro avión que cayó en Pensilvania. A continuación de tan descabellada justificación, la cita intelectual, la que hace fina e inteligente esa “racionalización” de lo ilegal y de lo inmoral: “La víctima como criatura excepcional es, precisamente, uno de los temas del magnífico libro La ética ante las víctimas (2003), que coordinaron los filósofos españoles José María Mardones y Reyes Mate.

Sin poder evitar llamar por su nombre pero bautizándolo, Rojas en el último párrafo se refiere a la “excepcionalidad hegemónica” de los Estados Unidos que le da carta blanca para hacer y deshacer a su antojo e intereses sin tener que rendir cuentas a nadie y, a la vez, su “pertenencia a una civilización universal” cuando el gobierno de ese país se niega a mostrar las fotos del muerto para no “herir sensibilidades”. La exposición de las “razones” del gobierno norteamericano para su comportamiento nada apegado a la moral ni al derecho queda reducida a ese ingenioso invento de “excepcionalidad hegemónica”, invento que nadie más comparte y que parece Rojas le asigna en virtud de ser la democracia más antigua del mundo.

El artículo para el blog “Libros del crepúsculo” en el que Rojas reseña libros y autores fundamentalmente, nos trae esta pieza como cuña colada a la cañona y en el que el canónigo Rojas nos deja entrever como se construye un discurso oficialista, sumiso al poder, sin el menor pudor, con mucho sofisma y, si se puede, añádale una onza de cultura. Porque, ¿qué escribiría un autor como él si el gobierno de Cuba hubiera enviado un comando a Miami y matado a todos los que tenían cuentas pendientes con la justicia o con el pueblo cubano? ¿cuál hubiera sido la reacción de los Estados Unidos y eso que llaman comunidad internacional?

Nota: "La excepcionalidad de la victima" http://www.librosdelcrepusculo.com/

Wednesday, May 18, 2011

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Alguien dice "soy de izquierdas" (es verdad que suena medio gallego como le decimos los cubanos a todo lo que viene de la península ibérica) y todos los ojos y los oídos postmodernos miran y escuchan y no le pueden dar crédito a lo que han mirado y escuchado; sobre todo si a esa condición postmoderna, ya de por si sui generis, se le añade la de ser cubano, el descrédito (y el desprecio) pueden ser aún mayores. Según nuestros más cotizados intelectuales ese discurso "de derechas y de izquierdas" está más que sobrepasado, es demodé y no se ajusta a un mundo que ya se sacudió esas impudicias totalitarias del nazi-fascismo y el comunismo, dejándole brecha abierta a la democracia liberal, ese suculento plato político aderezado con economía de mercado y libertades políticas que se sirve ni muy frío, ni muy caliente, para que se avenga a todos los gustos, aunque sea con resignación.

Fukuyama y su fin de la historia -claro, se buscan apoyaturas más sólidas, rigores más complejos pero al final de lo que se trata es que dentro de la democracia liberal todo, contra ella, nada. El "sistema" no puede sufrir avería estructural alguna; no se le puede dejar de suministrar sus grandes dosis de ganancias a los que detentan más de la mitad del total mundial de riqueza producida; no puede haber amenazas serias contra los veladores (y valedores) de los paradigmas y virtudes de la vieja Cristiandad; en pocas, y otras palabras, el modelo político y económico capitalista es insuperable históricamente: los valores que promueven son de carácter universal y apuntan a la esencial felicidad que todo ser humano debe procurar y procurarse. Pero la realidad siempre terca que decía Unamuno se dedica a deshilvanar ese lienzo tan preciosamente tejido: la crisis financiera y económica, las guerras de rapiña, las manipulaciones mediáticas, el consumo desmedido, los daños ecológicos, el cambio climático todo eso parece indicar que hay que pensar muy seriamente en cambiar las reglas del juego, aunque ello signifique cambiar el sistema. Esos cambios se producirán de manera consensual o no pero son inevitables –esos cambios son lo que en la moral kantiana se conoce como un imperativo categórico, porque de ellos depende la posibilidad no solo histórico-social, sino natural de la vida humana.

Sunday, February 27, 2011

Algunas consideraciones

La revista "Palabra Nueva" de la Archidiócesis de La Habana publicó un artículo de opinión firmado por Orlando Márquez, laico católico y director de la misma, sobre el tema de las reformas, o actualizaciones, del modelo económico cubano. El artículo de marras se titula "Sin miedo a la riqueza". En tanto artículo de opinión es válido y legítimo el ejercicio del criterio y el espacio desde el que se ejerce. Las opiniones casi siempre traslucen nuestros "colores" políticos, inclinaciones ideológicas, valores éticos, inclusive falta de información, alguna que otra ignorancia, prejuicios, etc. Este texto sobre "la creación de riquezas", su impacto social y recepción moral merece ser comentado, también, a modo de opinión.

Para algunos la identidad cristiana, o católica como prefiere el autor definirse, es una condición que le permite al individuo situarse más allá de la historia, más allá de las contradicciones sociales, de las pulsiones, de las pasiones, de la ideología -situarse literalmente en la meta-historia desde donde construyen unos meta-relatos sobre la realidad que raramente pueden esconder el desatino, cuando no la ideología subyacente a las narraciones sobre la formación histórica de la riqueza, su rol social, su contenido ético.

En el artículo de Márquez hay un párrafo que merece ser citado in extenso:

"Yo sí creo que Jesús dijo aquello de que es más fácil ver pasar un camello por el ojo de una aguja que ver entrar un rico en el Reino de los cielos; pero no por creer esto estimo que sea imposible. Incluso puede que algunos ricos se adelanten a otros no tan ricos a gozar de la vida eterna. Después de todo, ni siquiera Jesús condenó al joven rico del evangelio y más bien nos permite concluir que se podría condenar a sí mismo por hacer de la riqueza lo más importante de su vida. El mal no está en la riqueza o en la pobreza, sino en el modo de vivir esas realidades, y en la honradez y la bondad que imprimamos a nuestras vidas, sea de ricos o de pobres. Si bien se pone en dudas el origen de muchas riquezas, no se debe dudar del buen origen de otras o del buen uso que le dan algunos dueños." (El subrayado es mío)

En este párrafo hay una profesión de fe religiosa –hasta el subrayado- a la que sigue una lectura ideológica de un pasaje evangélico a la que sucede una última oración dirigida a mover las almas piadosas. El "mal no está en la riqueza o en la pobreza, sino" en las estructuras sociales, las relaciones de producción, el ordenamiento jurídico y la distribución de la riqueza creada colectivamente que privilegia un sector, siempre minoritario de la sociedad sobre otro. Solo a modo de ejemplo, en el 2007, el 1% de la población norteamericana adueñaba el 34.6 % de la riqueza producida en el país y el restante 99%, el 65.4%. ¿Cómo se puede entender y aceptar esa situación desde una perspectiva ética cristiana? De la estructura y contexto histórico que propicia esta situación de injusta distribución de la riqueza es de lo que se trata, no de la posible bondad o no de algunos "dueños" de la riqueza. Una sociedad, si quiere en verdad ser justa y solidaria, no puede descansar sobre presunciones moralistas y anecdóticas. En el análisis de la sociedad, la política y la economía hace falta metodología para garantizar un mínimo de rigor y seriedad.

Sin duda alguna, el modelo económico cubano necesita reformarse, actualizarse, reordenarse –cualquiera sea el término que se use no altera la necesidad de cambiar dramática y estructuralmente tal modelo, para hacerlo más eficiente, para adaptarlo a un mundo que no se parece en nada al que acabó con la desaparición de la URSS y los países del campo socialista, y a una economía mundial que enfrenta una crisis sin precedente. La necesidad de cambios no es privativa de la nación cubana. El sistema financiero internacional, el orden económico mundial y las relaciones políticas internacionales necesitan también de profundos cambios estructurales. El malestar contemporáneo se manifiesta en todos los órdenes y en todas las regiones.

El curso de acción de la política y la economía debe cambiar, porque la satisfacción de las necesidades humanas se hace cada vez más difícil y perentoria. El crecimiento poblacional, los problemas ecológicos, medio ambientales y climáticos, el deterioro de las condiciones de vida en las regiones económicamente más desfavorecidas, la creciente disparidad entre ricos y pobres (países e individuos) deben conllevar un mayor razonado, y menos festinado, análisis sobre el origen de la riqueza, so pena de trivializar, hacer mercancía barata, una experiencia social de medio siglo que tanto sacrificio y dolor ha conllevado.

Así como la boca habla de los excesos del corazón, la mano escribe de los inconfesados, a veces inconfesables, deseos del alma. En ocasiones, del alma ideológica que tanto quiere camuflarse detrás de las volutas celestiales. En el párrafo final, el autor del texto reconoce, tácitamente, que las reformas económicas tienen como colofón reformas políticas.

"Mas llegará un momento en que la realidad imponga nuevas demandas a las que habrá que responder –como ahora– con decisión, como esta de acumular y reproducir mayor riqueza nacional. Quizás necesitemos entonces nuevos lineamientos o actualizaciones del modelo, y es muy probable que para ello necesitemos también una nueva y actualizada clase política movida por un sano orgullo nacional, apegada a la ley justa y sin miedo a la riqueza." (El subrayado es mío)

Así, se introducen prácticas económicas de mercado e, irremediablemente, la vida política debe alinearse con los principios y métodos de la democracia liberal. La riqueza acumulada, el poder económico adquirido, la clase poseedora va a reclamar, exigir participación política para adecuar el estado a sus intereses y transformarlo en el estado de sus intereses. Por eso Marx escribió sobre la dictadura del proletariado como antídoto a la dictadura del capital; porque, de eso es lo que se trata: dilucidar la cuestión del poder, quien lo controla, regula, y administra. Es ardua cuestión la creación y distribución de la riqueza, el balance entre la eficiencia productiva y la distribución equitativa, y no se puede abandonar, en nombre de un economicismo ramplón y simple, las concepciones éticas y políticas que garantizan un desarrollo social armónico, viable y sostenible.

Friday, February 04, 2011

[El último día del año 2006 la prensa cubana publicó este artículo. Cuando lo leí me pareció interesante; acabo de re-encontrarlo ahora en un fichero olvidado del ordenador. Releerlo a la luz y el calor de los debates provocados por los Lineamientos Económicos propuestos por la dirección histórica de la Revolución es un ejercicio para reactivar la esperanza en una sociedad infinitamente más compleja y diversa de la que trata de (des)dibujar el periodismo cubano libre.]

Dibujo de la Cuba futura

Casi 300 jóvenes cubanos contestaron a la pregunta de JR:¿Cómo quisieras que fuera la Cuba del 2020? La mayoría pidió que entonces «haya una Cuba socialista con mayúscula, diferente pero igual a la de hoy»

Por: Dora Pérez, Jesús Arencibia, Amaury E. del Valle, Héctor Carballo, Hugo García, Julio Martínez, Luis Raúl Vázquez, Odalis Riquenes, Osviel Castro, Yahily Hernández, Lisván Lescaille y Jorge Legañoa, estudiantes de Periodismo.

31 de diciembre de 2006

 
 


 

Imaginar la Cuba del futuro es para cada joven cubano un cuadro particular, con diversidad de matices, donde cada pincelada es una esperanza puesta en un futuro mejor; aunque también podría asumirse como una estampa única con colores similares para todos.

Más de 280 jóvenes del país, de varios sectores sociales y provincias se atrevieron a hacer los trazos de ese país ideal al que aspiramos, cuando JR salió a las calles a preguntar cómo imaginaban la Cuba del 2020, por escoger una fecha al azar en el mañana.

Fue un cuestionamiento que para todos parecía sencillo... al principio; precisamente cerca del fin de año, una época donde se llama al recuento, a revisar proyectos inconclusos, postergados, pero especialmente a pensar en los planes próximos.

Cuando algunos consultan horóscopos, lanzan cubos de agua a la calle o esperan por la «letra del año», la mayoría de quienes fueron consultados por este diario prefieren poner los pies bien en la tierra, mirar a su alrededor e imaginar el después desde su propia realidad actual.

UN 2020 TAMBIÉN A LA IZQUIERDA

Muy pocos entre los encuestados desligaron su futuro del de Cuba, su proyecto social, incluso del entorno familiar o hasta del barrio. Pero tampoco pudieron separarlo de los problemas cotidianos de hoy, que sin lugar a dudas subyacen cuando se piensa en el mañana esperado y deseado, donde cada quien tiene su propio sueño.

Los que JR interpeló en varias provincias del país coinciden en que algunas cosas deben cambiar, «transformar lo caduco, lo sucio, sin tenerle miedo a lo nuevo», como dijera alguien; aunque eso sí, la mayoría pidió que en el 2020 «haya una Cuba socialista con mayúscula, diferente pero igual a la de hoy, donde vivir hasta que me venga la muerte».

Fue la economía el ombligo común de todas las opiniones, seguidas por las inquietudes sobre el futuro del proyecto socialista cuando ya no esté la dirección histórica de la Revolución, ante lo cual los encuestados pidieron «que el Partido esté tan unido como ahora que lo guían nuestros líderes históricos».

«Quienes nos dirijan en esa fecha deberán ser dignos seguidores de Fidel y Raúl, y heredar la capacidad política de ellos para con inteligencia sortear las presiones y duras pruebas que el imperialismo nos pondrá en el camino en su eterno afán de doblegarnos», afirmó un encuestado.

Otro pedido fue que la lealtad a los principios de la Revolución «no se quede como un cuento de hadas» y que se mantenga la dignidad de nuestra historia; así como «que los cambios venideros, que sin dudas habrá que hacer, no afecten nuestra forma de pensar y de actuar».

Muchos coincidieron en que dentro de 15 años quizá ya no esté la dirección histórica de la Revolución, pero también en que tenemos jóvenes muy bien preparados para asumir cualquier responsabilidad, y en especial para luchar «por alcanzar un mundo mejor para nuestros hijos, donde la equidad, la justicia social y la paz prevalezcan».

El socialismo cubano del siglo XXI, como lo ven nuestros jóvenes de hoy, deberá ser una sociedad donde no exista la corrupción y mejore la atención al obrero, al cual se le exija pero a la vez se le den más condiciones de trabajo y vea en su salario un pago justo a sus esfuerzos.

«Si hemos sabido rectificar nuestros errores con valentía, en 48 años de Revolución, y hoy todavía tenemos muchos errores, este momento no es la excepción. Hay cosas por enderezar y hay mucha gente trabajando para ello. Yo confío en que 20 años serán suficientes para que hayamos derrotado la corrupción, el delito y las indisciplinas sociales»

Pero para eso, reflexionaron los interrogados, «necesitaremos líderes eficientes», que «quienes dirijan el país para ese entonces tengan una visión similar a la de Fidel, una comprensión de los principales fenómenos del mundo. Aunque es preciso perfeccionar el socialismo, interpretar sus aciertos y sacar experiencias de sus errores, para construir una sociedad mejor».

Por eso, no pocos subrayaron la urgencia de practicar más la crítica y la autocrítica, «pues si no se critica, seguiremos mal, porque si bien hoy en muchos lados se habla de practicarla, eso es, a veces, demagógico, y en realidad no se hace», recalcaba alguien.

«Me gustaría empezar —aclaraba uno de los jóvenes— por un anhelo de muchos: que la doble moral desaparezca por completo. Quiero convivir con personas más conscientes en todos los aspectos; personas que puedan en realidad hacer valer sus conocimientos».

Y a su vez coincidieron en que para lograrlo se debe eliminar de una vez la hipocresía, la doble moral y especialmente la corrupción, «pues hay quienes suelen pedir a los colectivos que dirigen honradez, ahorro, sacrificios, cuando ellos mismos jamás lo hacen».

Por sentado dan muchos de los encuestados que para el 2020 ya los Cinco cubanos presos injustamente en Estados Unidos habrán regresado, mientras que varias opiniones recuerdan que no se deben perder de vista la lucha por la equidad, la justicia social y la paz, para la Isla y el mundo donde vivirán nuestros hijos.

«¿Cómo no va a ser posible que el futuro nos pertenezca?, si los jóvenes somos el relevo y sabemos lo que queremos», sentenció uno.

BUCANERO A PESO

Entre todos los cubanos interrogados por JR, ninguno dejó de mencionar el tema económico, como evidencia palpable de la preocupación por este importante aspecto, que tanto ha golpeado en los últimos tiempos. Por eso no es de extrañar que entre los 280 entrevistados, todos, de una u otra manera, anhelaran un futuro sin tantas urgencias económicas.

«Quisiera un país en el que el dinero le alcance a las personas para sus necesidades, que los precios de los productos estén en correspondencia con el salario de los trabajadores y que siga la igualdad entre todos», decía uno de los jóvenes interrogados.

Continuar con las transformaciones derivadas de los programas de la Batalla de Ideas y lograr que muchas profesiones terminen de tener un verdadero reconocimiento social, estuvo en el punto de mira, donde se clamó «por una Cuba en que la diferencia sea precisamente diferencia: que el obrero, el técnico, el profesional puedan vivir mejor que los negociantes y los vagos».

Otros, en cambio, se quejaron de la dualidad de monedas y piden que para el 2020 eso sea algo que haya quedado atrás, cuando el peso cubano al fin se equipare al convertible, «porque ahora solo pueden acceder a los mejores productos y servicios aquellos que tienen divisas».

Este tema de la dualidad monetaria y las diferencias inevitables que implica, estuvo en el centro de muchas opiniones, por lo cual no fue extraño recopilar visiones como la de quien imaginó que «con nuestro dinero, en el 2020 podremos asistir a todos los lugares».

No podía faltar en la elevación del nivel de vida que la mayoría espera, las mejoras del transporte y la vivienda, «para que todos los jóvenes puedan tener su casa». Y hubo hasta quien avizoró para ese entonces que la infraestructura de comunicación por carretera o por ferrocarril será mejor, o el que sugirió que «existirá una doble vía de ferrocarril para que los viajes no demoren tanto como ahora. Y también en nuestras carreteras cada pocos kilómetros habrá servicios claves».

Un punto muy mencionado fue el fin del bloqueo norteamericano, máxime si se tiene en cuenta que el 70 por ciento de los cubanos, y por ende todos los jóvenes de hoy, nacieron bajo esa genocida política. Incluso alguno soñó en que para ese momento tendremos relaciones comerciales con Estados Unidos.

No faltó tampoco quien hiciera votos por el desarrollo industrial o por la agilización de los trámites de compraventa internos; al igual que hubo voces de alerta sobre la necesidad de que para entonces hayamos diversificado nuestros socios comerciales foráneos.

Como es obvio salieron a la palestra nuestras calles, «que ya estarán en su totalidad arregladas y alumbradas» y la técnica agrícola con que contarán los campesinos, sin duda, abundante y moderna.

Siempre alguien dijo que «si para entonces no tenemos periodo especial ya es bastante, lo demás viene solo.»

CAMPEONES MUNDIALES DE FÚTBOL

Fuera del ámbito del bolsillo, individual o social, el joven cubano de hoy quisiera un desarrollo económico más que nada para que eso asegure «mayores aspiraciones y motivaciones de índole espiritual, de desarrollo profesional y de cultura».

«Quisiera que mi Cuba para el 2020 fuese una nación llena de intelectuales, estoy seguro de que en cada esquina habrá un profesional y eso significa avance», nos dijo un joven interrogado por JR al reflexionar sobre la educación, mientras que otro, valorando críticamente el tema, pidió que «sin perder las bondades de la educación cubana, la gente deberá esforzarse un poco más intelectualmente para obtener una licenciatura».

Que sigan formándose nuevos profesores y maestros para que la educación esté en el primer nivel, e incluso exista una mayor conciencia ambiental, para que todos cuiden más, como dijera alguien, «desde las lagartijas hasta los gorriones» estuvo entre las añoranzas; y no faltó quien creyera que para entonces «los niños no tendrán que ir a la escuela más de una vez a la semana, existirán los planes intensivos de educación a todos los niveles y estaremos en la batalla por la maestría masiva».

«Poseeremos el nivel educacional más alto del planeta, por ende, habrá menos mediocridad y miserias humanas, las personas sabrán comprenderse mejor unas a otras», reflexionó un interpelado, mientras que una madre, más urgida por la cotidianidad fue específica al pedir que dentro de unos años «haya más círculos infantiles para las trabajadoras, pues pagamos muy caro a las cuidadoras de niños».

 
 

Casi todo el mundo soñó con «un país verdaderamente culto, con mayor educación formal y cortesía», en el cual haya más lugares donde recrearse, con programas de TV que lleguen mejor a la juventud.

«Una sociedad altamente tecnificada, donde la computación habrá llegado a nuestras casas, y las computadoras podrán adquirirse en una tienda, como otro artículo de la vida normal», imaginó un joven cubano.

Y hasta los hubo que, amantes del deporte, se imaginaron el país del mañana «con más opciones para los que deseen ser deportistas, con más lugares donde se pueda practicar» y hasta soñadores que vaticinaron que el 2020 los cubanos «clasificaremos para un Panamericano de fútbol, y quién sabe si para el Mundial».

MÉDICOS EN GROENLANDIA

Tendremos médicos y maestros hasta en Groenlandia. Veo al país en el 2020 integrado a una Comunidad Socialista de Naciones Latinoamericanas. Desearía una Cuba que tuviera por vecino a un poderoso país norteño que aprendió al fin mucho de sus errores en el pasado, y que vive en armonía con todos sus vecinos, aunque sea algo que no se haya visto nunca hasta ahora.

Estas y otras opiniones definieron las relaciones de la Cuba futura con el mundo y entre los propios cubanos, que fue otro de los temas más tocados por cada joven que abordó JR en cualquier parte del país, y en que todos coincidieron en que habrá mejorado el nivel de vida, «tendremos un país unido y solidario, y todos seremos una gran familia».

Una juventud sana, sin vicios, no corrupta y con un amor infinito a la Revolución, a sus padres, a la Patria y al socialismo; respeto a la sexualidad de las personas y que se erradiquen las indisciplinas sociales para que nuestros hijos puedan crecer seguros y bien educados, fueron otros anhelos expresados.

Una madre aseguró que «desearía para mi hija la misma libertad que tenemos, sus maestros, sus amigos, su suelo», y otra mujer quiso para esa fecha vivir «sin tantos momentos angustiosos que se viven hoy en día por motivos muy diversos, ya sea en la esfera económica, política o social».

Que el cubano siga amando a su Patria por encima de todo y de todos, un mundo donde se respeten las diferencias y se aprenda a aceptarlas, aun cuando se piense distinto, fueron otras aspiraciones; y una universitaria se imaginó a la Cuba futura «sin apagones, sin prostitución».

Que todo el mundo se lleve bien, que existan los amigos, que las personas sean más respetuosas, más cariñosas y que los mayores respeten a los jóvenes, que no invadan su manera de ser, que todos los niños tengan juguetes, estuvieron también entre las opiniones recogidas.

Muchos cubanos jóvenes de hoy, que para entonces quizá peinen canas, no pudieron dejar de ver el futuro de Cuba desligado del de su entorno íntimo, y por eso quieren que para ese entonces «mi gente siga unida, yo haya encontrado una pareja verdadera y ya tenga mi propia familia».

De manera muy gráfica y optimista otra joven se refirió al tema cuando relató que cada mañana observa cómo alrededor de su casa, donde se están construyendo varias obras a la vez, existe un tremendo fanguizal que a ratos le hace infranqueable el acceso al barrio a los vecinos.

«No veo a Cuba desvinculada de mi barrio. Estoy segura que en muy poco tiempo mi calle ya no será así, y los vecinos descubriremos una amplia avenida que enlazará varios repartos y crecerán miles de viviendas nuevas a nuestro alrededor. Ese es también el futuro de Cuba», aseguró.

BAILAREMOS TECNOTIMBA

«Nadie se acordará del reguetón, y Silvio tendrá una estatua en La Habana», fue categórico un joven al preguntarle cómo veía a Cuba en el 2020, y otro enfatizó en que no tiene dudas de que para ese entonces «podré volver a dar la vuelta a Cuba en el turismo nacional, como cuando era un bebé».

En plena calle, y sin ningún reparo, una criollita sonrió al afirmar que «si tengo para entonces ya un hijo varón, le pondré Fidel», y a cientos de kilómetros de allí, en otra provincia, no faltó el «filósofo» que reflexionara en la necesidad de que en los años venideros «Cuba no solo debe abrirse al mundo sino también a los cubanos, pues debe revisarse, considerar que en aras de otorgar igualdades también se han abierto grandes desigualdades, y eso hay que solucionarlo».

Hostigado por los viajes de un lado a otro, un muchacho fue explícito al declarar que en unos pocos años quizá «los machacantes de camiones y camionetas, motoristas y "merolicos" serán licenciados y másters, pero lo seguirán haciendo»; aunque acto seguido, poniendo cara de duda confesó al reportero: «De lo que no estoy seguro es de la alimentación, porque cuando todos seamos licenciados ¿quién va a querer un machete, un arado o andar detrás de una vaca? Eso sí, estoy muy seguro de que seguiremos la Revolución y eso te lo aseguro porque el cubano es ¡bicho malo!»

 
 

Otro soñador, con los pies en el 2020, dijo: «creo que por fin para entonces habré visto una pirámide en Egipto, quizá La Gioconda en el Louvre o la Gran Muralla China, pero aun cuando viaje, siempre volvería a mi tierra a compartir el destino de mi país, de mi gente, porque no cabe en mi cabeza vivir y ser enterrado en otra tierra que no sea esta que disfrutamos con sus defectos y virtudes».

Salvo en muy contadas personas, cada cual está seguro de que el futuro será mejor, y se ven a ellos y a su familia viviendo en una Cuba más desarrollada, «en un país lindo, de gente alegre y solidaria».

Quizá por eso un chofer encuestado en la región oriental, al detener su carro en plena calle, afirmó en buen cubano: «¿El 2020?... ¡Chico, sencillo! Me imagino la Cuba del 2020 con la carne de puerco más barata, con los programas de suministro de agua al kilo, con ómnibus cada 10 minutos, con la carne de res otra vez todas las semanas... ¡Ah! y sin la necesidad de hacer este tipo de encuestas».