Una notita (democrática)
Hoy en la mañana, en la edición matutina del noticiero de una radioemisora local, condujeron un sondeo (“no científico” como explican sus locuaces locutores) en el que los radioescuchas debían responder con un sí o un no a la pregunta ¿cree usted que el presidente Bush se ha excedido en sus derechos constitucionales? Claro que no se referían a los derechos constitucionales que el Presidente tiene, así como cualquier otro ciudadano. Se referían a lo que la ciencia política en Estados Unidos denomina “presidencial powers” o las cosas que le están permitidas hacer al presidente por la Constitución y la tradición. Un par de ejemplos. Primer ejemplo: La Constitución le permite al presidente nombrar jueces y funcionarios de su gabinete pero estas nominaciones deben ser confirmadas por el Senado. Este presidente acostumbra nombrar a ciertos funcionarios que no serán confirmados por el Senado. ¿Qué hace, entonces? Pues, los nombra cuando el Senado está de vacaciones de invierno o verano y así usa un privilegio presidencial que le permite mantener en el cargo al nominado por un año hasta presentar su nominación al Senado el siguiente. (Cfr. Otto Reich, un cubanito de la Bacardí, como Sub-secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado). Segundo ejemplo: Tradicionalmente, los jefes de la central de inteligencia norteamericana (CIA) no han sido escogidos de entre los distintos cuerpos armados del país, sino que han sido civiles ligados a la comunidad de inteligencia. Ahora, el presidente Bush acaba de nombrar a un general en activo para jefe de la CIA. Así pues, vemos como éste presidente tiene esa tendencia a romper con todo, es un modernista, un innovador, un iconoclasta. Recordemos aquella protuberancia ideológica en su discurso de campaña del 2000, lo del conservadurismo compasivo, las irregularidades electorales en el Estado de la Florida (2000) y Ohio (2004), las escuchas telefónicas, las nominaciones y nombramientos de impresentables candidatos y personas para agencias gubernamentales [¡Cómo olvidar al ex Director de FEMA (Federal Emergency Management Agency), sin experiencia en el manejo de situaciones de desastre, ex coordinador de espectáculos equinos que fue también despedido de la empresa privada, un pelele[1]]. El presidente de turno es uno con verdadera capacidad para hacer una lectura muy suya, bajo los divinos efluvios de (san) Karl Rove y Cía., de la Constitución y de la tradición política norteamericana.
Pero no disgregue más, K. Háganse a un lado todas estas explicaciones y divagaciones y vayamos al resultado del sondeo “no científico”. A la pregunta si el mandatario estadounidense se había excedido en sus prerrogativas como presidente. Quince cubanos (sí, cubanos, nuestro acento no nos traiciona, un poco desfachatado, superlativo, concluyente) votaron que no, que el presidente no se había excedido, dos votaron que sí que se había excedido, un cubano y otro latinoamericano. La comunidad cubana, no científicamente representada en este sondeo, terminó por darle un apoyo totalitario a Bush; algunos pedían más intromisión en la vida de los individuos, varios repitieron esa frasecita tan socorrida de “el que no la debe, no la teme”; así que mister Bush, escuche cuantas llamadas pueda y quiera y pídale a esas grandes corporaciones telefónicas que le pasen el registro diario de las comunicaciones de sus clientes. [Si hubiera sido el gobierno de Castro. ¡Ay Dios mío! Bush escucha, Castro espía. Algunos catetos de por acá, micrófono en ristre, se la pasen hablando de teléfonos intervenidos, cortados, etc.] Y he aquí que los defensores del gobierno pequeño, de que el gobierno intervenga lo menos posible en la vida social, económica y familiar de los ciudadanos, los defensores de los valores morales y familiares, los conservadores compasivos, se comportan como unos verdaderos “big brothers”; el gobiernos norteamericano y ciertos cubanos de por acá son la excrecencia de su propia doctrina, la malformación de esa opinión recta que dicen representar. Este mismo compasivo, conservador, fervorosamente religioso gobierno le dice a los cubanos quién es su familia, cuántas veces puede visitarla, qué religiones son verdaderas y quiénes son o no sinceros practicantes. Todas estas medidas son parte de un plan peligrosísimo para tumbar a Castro, para liberar a Cuba, que incluye un ministerio de colonia con ministro de bíblico nombre, Caleb.
La sociedad norteamericana ha hecho agua con el gobierno de Bush. Las encuestas dicen que lo quieren poco y mal, y los cubanos quieren más Bush, más control, más mano dura, menos contemplaciones “para que meta en cintura a todos esos que atentan contra este gran país”. ¡Qué cercanías psicológicas entre estos patriotas verticales e intransigentes y los come-candelas de los sesenta y los setenta en Cuba!
Los cubanos de Miami, por lo general, son la contradicción de cuanto valor democrático y de justicia dicen representar. Al menos, lo que se puede oír y leer de los cubanos de Miami es así, salvo los justos de siempre que evitan que la ciudad sea barrida, incendiada, por la ira de un dios que se aparta cada vez más de estos sepulcros blanqueados, de esta raza de víboras.
Hoy en la mañana, en la edición matutina del noticiero de una radioemisora local, condujeron un sondeo (“no científico” como explican sus locuaces locutores) en el que los radioescuchas debían responder con un sí o un no a la pregunta ¿cree usted que el presidente Bush se ha excedido en sus derechos constitucionales? Claro que no se referían a los derechos constitucionales que el Presidente tiene, así como cualquier otro ciudadano. Se referían a lo que la ciencia política en Estados Unidos denomina “presidencial powers” o las cosas que le están permitidas hacer al presidente por la Constitución y la tradición. Un par de ejemplos. Primer ejemplo: La Constitución le permite al presidente nombrar jueces y funcionarios de su gabinete pero estas nominaciones deben ser confirmadas por el Senado. Este presidente acostumbra nombrar a ciertos funcionarios que no serán confirmados por el Senado. ¿Qué hace, entonces? Pues, los nombra cuando el Senado está de vacaciones de invierno o verano y así usa un privilegio presidencial que le permite mantener en el cargo al nominado por un año hasta presentar su nominación al Senado el siguiente. (Cfr. Otto Reich, un cubanito de la Bacardí, como Sub-secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado). Segundo ejemplo: Tradicionalmente, los jefes de la central de inteligencia norteamericana (CIA) no han sido escogidos de entre los distintos cuerpos armados del país, sino que han sido civiles ligados a la comunidad de inteligencia. Ahora, el presidente Bush acaba de nombrar a un general en activo para jefe de la CIA. Así pues, vemos como éste presidente tiene esa tendencia a romper con todo, es un modernista, un innovador, un iconoclasta. Recordemos aquella protuberancia ideológica en su discurso de campaña del 2000, lo del conservadurismo compasivo, las irregularidades electorales en el Estado de la Florida (2000) y Ohio (2004), las escuchas telefónicas, las nominaciones y nombramientos de impresentables candidatos y personas para agencias gubernamentales [¡Cómo olvidar al ex Director de FEMA (Federal Emergency Management Agency), sin experiencia en el manejo de situaciones de desastre, ex coordinador de espectáculos equinos que fue también despedido de la empresa privada, un pelele[1]]. El presidente de turno es uno con verdadera capacidad para hacer una lectura muy suya, bajo los divinos efluvios de (san) Karl Rove y Cía., de la Constitución y de la tradición política norteamericana.
Pero no disgregue más, K. Háganse a un lado todas estas explicaciones y divagaciones y vayamos al resultado del sondeo “no científico”. A la pregunta si el mandatario estadounidense se había excedido en sus prerrogativas como presidente. Quince cubanos (sí, cubanos, nuestro acento no nos traiciona, un poco desfachatado, superlativo, concluyente) votaron que no, que el presidente no se había excedido, dos votaron que sí que se había excedido, un cubano y otro latinoamericano. La comunidad cubana, no científicamente representada en este sondeo, terminó por darle un apoyo totalitario a Bush; algunos pedían más intromisión en la vida de los individuos, varios repitieron esa frasecita tan socorrida de “el que no la debe, no la teme”; así que mister Bush, escuche cuantas llamadas pueda y quiera y pídale a esas grandes corporaciones telefónicas que le pasen el registro diario de las comunicaciones de sus clientes. [Si hubiera sido el gobierno de Castro. ¡Ay Dios mío! Bush escucha, Castro espía. Algunos catetos de por acá, micrófono en ristre, se la pasen hablando de teléfonos intervenidos, cortados, etc.] Y he aquí que los defensores del gobierno pequeño, de que el gobierno intervenga lo menos posible en la vida social, económica y familiar de los ciudadanos, los defensores de los valores morales y familiares, los conservadores compasivos, se comportan como unos verdaderos “big brothers”; el gobiernos norteamericano y ciertos cubanos de por acá son la excrecencia de su propia doctrina, la malformación de esa opinión recta que dicen representar. Este mismo compasivo, conservador, fervorosamente religioso gobierno le dice a los cubanos quién es su familia, cuántas veces puede visitarla, qué religiones son verdaderas y quiénes son o no sinceros practicantes. Todas estas medidas son parte de un plan peligrosísimo para tumbar a Castro, para liberar a Cuba, que incluye un ministerio de colonia con ministro de bíblico nombre, Caleb.
La sociedad norteamericana ha hecho agua con el gobierno de Bush. Las encuestas dicen que lo quieren poco y mal, y los cubanos quieren más Bush, más control, más mano dura, menos contemplaciones “para que meta en cintura a todos esos que atentan contra este gran país”. ¡Qué cercanías psicológicas entre estos patriotas verticales e intransigentes y los come-candelas de los sesenta y los setenta en Cuba!
Los cubanos de Miami, por lo general, son la contradicción de cuanto valor democrático y de justicia dicen representar. Al menos, lo que se puede oír y leer de los cubanos de Miami es así, salvo los justos de siempre que evitan que la ciudad sea barrida, incendiada, por la ira de un dios que se aparta cada vez más de estos sepulcros blanqueados, de esta raza de víboras.
[1] Brown pushed from last job: Horse group: FEMA chief had to be `asked to resign' by Brett Arends. BostonHerald.com. Saturday, September 3, 2005
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