Desde este otro lado de la viña
Ayer escuché en la radio cubana de Miami —cada vez más escasa y repetitiva, pero siempre evocativa— sobre una comparecencia del Cardenal Jaime L. Ortega, Arzobispo Emérito de La Habana, en Madrid. El programa en cuestión re-transmitió algunos segmentos de la intervención del Cardenal aderezados con comentarios repletos de insultos, rabia incontenida, frustración e irraciocinio. Curiosamente, hasta ahora la prensa local ha reproducido solamente un parte del cable de EFE. Espero, con resignación, la andanada de artículos “de fondo” en las páginas de opiniones. La iglesia católica local guardará el silencio cómplice de siempre ante la lluvia de insultos y alguna que otra publicación católica diocesana quizás le dedique al asunto algún sesudo análisis no libre de veladas —o a lo mejor abiertas— críticas al Cardenal Ortega por haber cometido el pecado de no hablar de las violaciones de los derechos humanos, los presos políticos y la democracia… en Cuba, claro está. En cambio, el periódico global —ya saben, El País—que se cree “el mundo”, con su arrogante y, lo que es peor, mercenario sermoneo y su espíritu de bodeguero cosmopolita que seguirá perdiendo en Cuba más de lo que ya perdió, y que ya es casi peor que El Mundo, reproduce en su portal en línea un artículo más informativo sobre el asunto y proporciona un enlace a la página de Nueva Economía Fórum, que se describe como una “organización independiente de debate", en la que se pueden encontrar diversos materiales sobre la visita del Cardenal a esa institución y un video completo del panel en el que éste participó. Poner esta información a la disposición de los interesados me parece de suma importancia para formarse un juicio tanto de la comparecencia del Cardenal Ortega como del proceso por el que ha transitado Cuba desde el colapso de la Unión Soviética y el bloque de países socialistas.
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