Thursday, May 10, 2012

Apuntes sobre el cardenal Ortega y mediaciones

Si el cardenal Ortega no hubiera dicho que los ocupantes de la Iglesia de la Caridad en La Habana, previo a la visita del Para Benedicto XVI, eran “antiguos delincuentes”, “gente de poca cultura” y “algunos con trastornos psicológicos”, los virtuosos y solidarios blogueros de la diáspora cubana, los intransigentes exiliados de Miami y cuanto escribidor y locutor de las más variadas “escuelas” (rabiosos liberales, autorizadas voces moderadas y neocons) hubieran encontrado motivos y ocultas agendas en él para criticarlo, insultarlo y tratar de desacreditarlo.


La política tiene su lenguaje y sus maneras. Las sutilezas de la política abarcan el lugar desde el que se enuncia, los actores que enuncian y lo que se enuncia. El cardenal Ortega está desde hace muchos años sometido a un requisaje exasperante –las presiones que se le ponen desde los círculos de la disidencia y oposición tanto dentro como fuera de Cuba son inmerecidas; el cardenal, que no solo es pastor de una iglesia diocesana, sino figura política en un ámbito complejo, se ha empleado a fondo para proveer aliento en la fe y lograr espacios sociales para la iglesia y los creyentes. Esta decisión suya de insertar su apostolado en el preciso y real contexto en que los católicos cubanos tienen que vivir su vida de fe y eclesial no ha contado con el apoyo filial de los que pretenden ser jueces imparciales desde su no compromiso, o desde la falsa piedad, o amparado en el sacrosanto derecho a opinar lo que se le venga en ganas sin responsabilidad alguna.

Los que en un grado u otro, con mayor o menor influencia, dibujan el rostro de la emigración cubana no quieren ver ningún tipo de compromiso con las autoridades cubanas. Para ellos todo lo que pase, aún desde muy lejos, por el gobierno cubano es sospechoso o denigrante, o ambas cosas. Lo decisivamente claro en todos estos nacionales exiliados o comentaristas foráneos es su objetivo de cambio de régimen en Cuba provocado desde afuera, no como consecuencia de un proceso interno de cambios: que no quede nada, ni nadie que recuerde estos últimos cincuenta y tres años. ¿Quiénes serán los lacayos? ¿El cardenal Ortega que trabaja y promueve un cambio de actitud, mentalidad e institucionalidad desde el respeto y apego a la decisión soberana de su país de buscar soluciones propias a problemas propios? ¿O los que promueven o desean un cambio de la mano del Departamento de Estado (o de Defensa) de los Estados Unidos?

La decisión política soberana de la nación cubana de construir un modelo de sociedad diferente -y por diferente, alternativo- al capitalismo liberal, a la democracia representativa y a la economía de mercado es el óbice verdadero para que el gobierno norteamericano y sus adláteres de origen cubano de la emigración considere algún tipo de negociación que abra el camino a la normalización de relaciones entre los dos países vecinos. (Sería absurdo que el gobierno cubano condicionara esa normalización a la exigencia de un cambio de régimen en los Estados Unidos).

La posición del gobierno norteamericano frente a Cuba pasa por la preservación de los intereses fundamentales del modelo socio-económico liberal-burgués: todo lo que amenace la existencia histórica de ese modelo debe ser suprimido de forma radical. La lucha entre los ancien regimes y los nouvelle regimes no es un escenario nuevo en la historia de la civilización humana; y es una lucha denodada y cruenta. Sin embargo, los logros de la humanidad en la formación de una conciencia ética deben impedir el uso de la fuerza y la violencia indiscriminada contra la población civil en la resolución de los conflictos y las diferencias –esto es, se debe abolir el terrorismo; terrorismo que ha sido utilizado, desafortunadamente, por más de una administración norteamericana y gobiernos europeos contra cualquier movimiento social o político que entrañe riesgos para la supervivencia del modelo capitalista de sociedad.

La actuación pública del cardenal Ortega ha estado orientada a influir para que el gobierno de Cuba garantice espacios sociales e institucionales inclusivos y a que el marco jurídico-legal esté regulado por la serenidad y la compostura. El cardenal Ortega ha entendido provechoso usar la influencia que se deriva de su investidura para influir en gobiernos extranjeros y contribuir a bajar la presión sofocante que se ejerce sobre Cuba desde los centros de poder, desde Estados Unidos y Europa. Estas mediaciones políticas, tanto de cara al gobierno cubano como a los gobiernos norteamericano y europeos, tienen la finalidad de crear un clima propicio para el desarrollo de una sociedad más inclusiva y en la que los valores tradicionalmente defendidos por la iglesia puedan ser efectivamente practicados. Las mediaciones políticas del cardenal Ortega han sido efectivas, al menos para el pueblo cubano, que es lo más importante: los presos han sido liberados, la tensión social en torno a la práctica religiosa apenas existe, la tolerancia institucional parece ser la norma, los controles económicos parecen estar cediendo, los espacios educativos propios de la iglesia van apareciendo de manera novedosa.

Cuba sigue siendo una sociedad en condición crítica en materia económica, con un ordenamiento político que tiene que renovarse y una irregularidad de la vida civil que crea ansiedad. La iglesia en Cuba ha sido en todos estos años espacio de acogida y encuentro para todos los cubanos; sus pastores han estado del lado de los débiles, de los enfermos, de los presos; los jóvenes y niños han encontrado motivación y esperanza, y los ancianos, consuelo y protección. Una iglesia al servicio de todos, no de una parte. Como toda institución, la iglesia en Cuba está atravesada por contradicciones y conflictos, pero su hoja de servicio al pueblo y a la nación cubana nunca antes había sido tan notable. De este proceso político que comenzó en 1959, la iglesia católica en Cuba saldrá fortalecida como institución social y como comunidad de fe.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Muy agudo tu comentario. Estoy plenamente de acuerdo.
Alberto

May 17, 2012, 5:28:00 AM  

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