Wednesday, November 05, 2008

De política e historia

Hacia el año 1989, asistí a una conferencia del Profesor Moreno Fraginals, figura de mucho respeto en el ámbito intelectual cubano de la segunda mitad del siglo XX, en la Casa Sacerdotal "Félix Varela" en el Vedado, La Habana. En la conferencia nos reuníamos, por primera vez en treinta años, católicos de la Isla y del exilio. El profesor Moreno Fraginals contestó a una pregunta sobre las razones que lo motivaron a permancer en Cuba a pesar que hubiera tenido una vida muy distinguida y cómoda fuera de Cuba con esta simple y contundente razón, "para un historiador nada más subyugante que ser testigo presencial de un cambio social, el evento histórico por excelencia". Por aquellos años terminaba yo mi Licenciatura en Historia en la Universidad de La Habana.

Ayer, en los Estados Unidos se inició un período nuevo para la historia de este país. Por supuesto que no estamos en presencia de un cambio tan trascendental y profundo como el que significó el triunfo de la insurrección armada contra la dictadura de Batista en Cuba en 1959. Mas me siento un poco como el Profesor Moreno Fraginals, como el testigo de eventos que a la larga representaran un turning point en la historia de los Estados Unidos. Con la presidencia comienza pra Barak Obama un momento muy importante y difícil para él y los que lo ayudaran en la compleja tarea de administrar y conducir los destinos de una nación tan grande, poderosa y controversial como ésta. El presidente electo Obama empezará a transitar un camino preñado de peligros, de riesgos, y de enormes responsabilidades.

Quedan atrás los años en que la comunidad afro-americana estaba relegada de los primeros puestos de diercción política del país -con la elección de Obama a la presidencia esa comunidad debe comprender que con el poder viene la responsabilidad.

Quedan atrás, para mi, los domingos que a la entrada o la salida de la iglesia me daban propaganda para votar por el candidadto republicano y todo supuestamente porque se oponía al aborto. Realmente, me llama la atención el celo de ciertos sectores de la iglesia católica con el tema del aborto y la defensa de la vida de los no-natos y su indiferencia con respecto al derecho a la vida de los natos. Me pregunto cuánto se redujo la tasa de interrupciones de embarazo o el consumo de píldoras anticonceptiva durante el período presidencial del republicano y decidido pro-life de George W. Bush. Pudiera que un serio análisis de estos últimos ocho años arroje que la familia, los más vulnerables y la vida en general han sido irreperablemente dañados, aquí y en otras partes del mundo. La presidencia no tiene capacidad consititucional de cambiar un fallo de la corte suprema: primer engaño solapado de los activista católicos por McCain. Segundo, pienso si las políticas de McCain, un mero continuismo de las implementadas por su predecesor, no hubieran constituido otro daño para la vida en la planeta. Y lo que más me llamó la atención: nadie protestó el uso de la Iglesia para respaldar políticas partidistas. ¿Qué hubiera pasado si me hubiera puesto a repartir folletos para apoyar la candidatura de Obama y Biden? ¿No es Biden un correligionario mio?

Es fascinante haber asistido a una contienda parece ser el comienzo de la reformulación política y económica de una democracia que una vez proclamó que todos los hombres habían sido creados iguales. Los cambios siempre son resistidos, con violencia muchas veces. Digamos que es natural. Nosotros mismos experimentamos esa violencia, cuando queremos cambiar algo en nuestras vidas tan simple como el hábito del cigarrillo. No debemos perder la paciencia ni la compostura ante los eventos por venir -serán duros, difíciles. Para Obama la congratulación y el estímulo para que tampoco él pierda la compostura y el juicio y la paciencia.

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