Friday, May 01, 2009

El premio de Sophia

Mi hija Sophia Esther Tirado (re)escribió un libro y ganó el primer premio en su escuela y en una feria que se celebra anualmente en la ciudad de Miami -un libro infantil escrito por un niño con toda la candidez, ternura e ingenio literario que eso supone. Le pidieron en su clase, a todos los alumnos, recrear un libro infantil que hubieran leído y ella lo hizo de una manera esplendida; claro no soy el mejor crítico de la obra de mi hija, las emociones oscurecen el entendimiento. Mi hija de ocho años es una autora publicada y premiada, su padre aún espera por la gracia y la gloria. El libro en cuestión está dedicado a su hermano, mejor, trata sobre su hermano y ese es un detalle más íntimo y conmovedor. Esta de ser padre es la más riesgosa y sobrecogedora de todas las batallas que he enfrentado en mi vida (que tampoco han sido ni tantas ni tan graves): el temor al mal que se puede cebar en los hijos no tiene comparación, escudriñar el futuro e imaginar, o tratar de imaginar, los posibles escenarios por los que se muevan me ha ido convirtiendo, para mi desagrado, en un conservador. Me veo reflejado en cada uno de sus gestos y reacciones y me veo claramente, parodiando a Silvio, en toda mi grandeza y mi pequeñez y quiero para ella lo que cualquier padre desea para sus hijos: que me aventaje, que mis pequeñeces no le impidan salir airosa de los inevitables conflictos y riesgos por los que toda persona pasa, pero en el caso de los que tienen una especial sensibilidad, se magnifican de una manera que puede ser a la vez terrible y gloriosa.


 

La delegación norteamericana que no dejaron entrar en Cuba

Hace unos días el diario oficial de los cubanos de Miami nos hizo saber que justo antes que la delegación del caucus negro del Congreso norteamericano arribara a La Habana, a otra delegación de la misma entidad política les fue negado el permiso de entrada a la isla. Los cubanos de Miami siempre tratan de buscarle las peras al olmo cada vez que las relaciones entre los dos países parecen que pueden entrar en el camino de la solución negociada del diferendo histórico que las mantiene alejadas hace casi cincuenta años y demasiado cercana en los primeros sesenta de república independiente. Así que me puse a buscar información que verificara la aparecida en el diario de marras y comprobé que era cierto que a una delegación de una agencia creada por el Congreso federal para el monitoreo de la libertad religiosa en el mundo le había sido negada el permiso de entrada en Cuba. Primero, la delegación no era una "delegación del Congreso norteamericano", es decir, no estaba integrada por miembros de una o de las dos cámaras del Congreso estadounidense. Una delegación de una agencia del Congreso que tiene que ver con la libertad religiosa, el gobierno cubano tiene que haber sospechado algo y una búsqueda rápida me lleva (me imagino a ellos también) a la página web de la dicha agencia y leo el reporte último en el que se describe a Cuba, ahora, en este momento, como los sacerdotes jesuitas nos describían a la China de Mao entre 1948 y 1951 cuando todos fueron expulsados: fusilamientos simulados, campos de hacinamiento y exterminio de los cristianos y otros horrores que no me parecen en absoluto exagerados teniendo en cuenta el refinamiento chino añadido a la brutalidad estalinista. Esta agencia del Congreso propone incluso que se ubique a Cuba en una lista de países con un nombre muy peculiar, Country of Particular Concern, que es una categoría que se reserva para países en los que se practica una sistemática y flagrante violaciones de la libertad religiosa ("for ongoing, egregious violations of religious freedom"). Entonces, la diplomacia norteamericana debe permitir el ingreso de una comisión de la Asamblea Nacional de Cuba que investigue las condiciones de vida en las cárceles norteamericanas y que el gobierno cubano descalifique al sistema capitalista de producción. Los cubanos de Miami, no importa cuán sosegados y sesudos parezcan algunos de ellos no quieren que las relaciones entre ambos países lleguen a un término en que el antagonismo ceda a la convivencia civilizada, porque viven, literalmente, del conflicto: sufrirían una seria e irreversible crisis económica.


 

Las reflexiones últimas de Fidel y las negociaciones cubano-norteamericanas

    Entre diciembre del pasado año y febrero del año en curso, Fidel Castro hizo un silencio periodístico que disparó las alarmas de tirios y troyanos: Fidel se estaba muriendo, irremediablemente. Ni siquiera para conmemorar el cincuenta aniversario de la Revolución apareció con su columna habitual -un escueto y formal saludo el 31 de diciembre y basta. Ahora sí, pensaron los eternos pachangueros de Miami: barbecue y cervezas a granel. Después de la toma de posesión del presidente Obama y la celebración del Clásico de béisbol, Fidel empezó a escribir de una manera consistente en los que el tema político -cómo iba hacer de otra forma-, específicamente de las relaciones Cuba-EE.UU., del modo en que éstas se estaban desarrollando durante los primeros momentos de la nueva administración norteamericana, de las posiciones de principios que Cuba sostiene para recomenzar las relaciones bilaterales sobre la base del respeto a la soberanía y la autodeterminación, en fin de lo que ha constituido el pan de cada día para los cubanos este último medio siglo.

    No. Fidel no se estaba muriendo, pienso. Fidel estaba esperando el final de la era Bush, tan gastada y desagradable, y el comienzo de una nueva administración signada por el cambio y la esperanza para ver que traían esos aires a la nación cubana. Y el pulso político entre cubanos y norteamericanos se puso guapo: nunca el ex-Presidente cubano fue tan conciliador sin perder un ápice de su sostenido criticismo de la política norteamericana: Obama era honesto, capaz y serio pero el imperio lo sobrepasaba, el imperio y su dinámica, su propia eficiencia y eficacia a la hora de acumular poder ahogaba cualquier buena intención -ese era el núcleo del mensaje de Fidel Castro.

    Fastidio en Miami. Apuestas y conjeturas. Agitados todos. Esto no puede ser. Obama será presa fácil para Castro. Castro no negocia: a él le conviene el embargo. Y toda suerte de fabulaciones y alucinaciones. La clase política cubana, los funcionarios del gobierno y del estado y la ciudadanía en general sabe que un cambio en las relaciones norteamericana-cubanas es, necesariamente es, un cambio en el horizonte y en el aliento político y social cubano.

Postdata: La Secretaría de Estados Unidos mantuvo a Cuba en la lista de países terrorista. Un agravio más, otra mentira, un gesto decadente de una administración que debe renovar las maneras y los criterios de relacionarse con otras naciones, respetar la verdad y reconocer que los Estados Unidos ha practicado el terrorismo de estado contra gobiernos a los que ha considerado enemigos. Las razones de la Secretaría de Estado son, por cierto, bastante venales: Cuba da refugio a terroristas. Bueno, Estados Unidos debe auto-incluirse o acabar de una vez con esa hipocresía de las listas. Las buenas razones y los buenos modales son imperativos para que tanto Cuba como Estados Unidos superen este impasse en las relaciones de ambos países.