Nota Bene: Ayer, 15 de abril, parece que terminaron las cartas cruzadas entre Silvio Rodríguez y Carlos Alberto Montaner. Tenía escrito unos apuntes sobre el asunto. Me alegro que haya terminado. Me alegro por Silvio y por la música y por el arte y el por el buen gusto y por la ética. Después de todo se debe tener por muy cierta la advertencia de Jesús transcrita por S. Mateo (Mt. 7,6) "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra vosotros y os despedacen."
Apuntes sobre un intercambio
- Bien vale la pena leer la respuesta de Silvio Rodríguez al sicofante de Carlos A. Montaner. Éste último desde la impunidad que le otorga un periódico tan reprobable como El Nuevo Herald pretendió, con la futilidad y la villanía que le caracteriza, responder a una pregunta que nunca le fue hecha, una pregunta hecha en el cuerpo de un texto poético del propio Silvio. Pero, él, Carlos Alberto Montaner, el ideólogo del exilio cubano, el liberal moderno, que no deja pasar ocasión de poner en claro los infundios y calumnias del régimen respondió con esa manera suya serpentina, fingiendo la inocencia que nunca tiene, la claridad que no posee, en palabras de Silvio: "cortando y pegando". Realmente, lamento escribir esos dos nombres tan radicalmente distintos en la misma página; esos dos nombres, uno que evoca el lenguaje limpio, honesto, comprometido, otro que evade la transparencia, la honestidad y el compromiso; un nombre que enuncia la verdad y otro la mentira, las "argucias" que dice Silvio; un nombre que remite a la poesía y otro que
exuda hipocresía.
- Valga como pretexto lo anterior –pretexto para esclarecer cómo todo lo que acontece, o se dice, en, o sobre, Cuba, se trata de acomodar para hacerlo coincidir con los intereses de la política exterior de los Estados Unidos y del segmento reaccionario del exilio cubano. Los intereses del gobierno norteamericano que no han variado lo más mínimo de 1959 a la fecha –el inmovilismo y la lógica de la guerra fría están del lado de acá; los intereses de provocar y desestabilizar al gobierno cubano, de aislar al estado y al país cubano, de derrocar lo que llaman "la dictadura" para instaurar lo que llaman "la democracia", eufemismo por intromisión en los asuntos internos de Cuba, con el fin de retrotraer la nación cubana a la situación política y económica existente antes de 1959, situación de dependencia y vasallaje.
- No existe voluntad de cambio en la política exterior norteamericana pero se exigen cambios políticos y económicos al gobierno de Cuba. La vieja treta neocolonial. Amparados en la retórica del cambio y de la nueva realidad global creada a partir del derrumbe del campo socialista y de la Unión Soviética, los adversarios históricos de la nación y de la Revolución cubana quieren pasar por modernos y moderados cuando en realidad son ellos quienes persisten en los viejos esquemas de dominación.
- El gobierno cubano no ha dejado de estar bajo un estado de permanente agresión que ha combinado acciones y estrategias de todo tipo: desde conflictos militares abiertos, acciones encubiertas, campañas de desinformación y mentiras, supuestos defensores de derechos humanos y pacifistas. La frustración ante la ineficiencia de esas estrategias ha dado paso al invento de las más estrafalarias y fragrantes mentiras. Esta última campaña mediática mezcla a partes iguales la falta de imaginación y de escrúpulos. No es la primera vez que usan la muerte de inocentes o incautos para cebar y regar su odio incontenible.
- Los cambios y ajustes que corresponden hacer en la sociedad cubana, la resolución de los agudos problemas económicos, de los conflictos sociales, de las limitaciones políticas de la ciudadanía, la renovación de las estructuras de administración y de poder son enteramente asunto de los cubanos y, particularmente, de aquellos que residen en la isla. Muchos de los que residen en el exterior han renunciado con su conducta y con sus acciones a sus responsabilidades ciudadanas como cubanos. Los cubanos deben ajustar su participación en ese proceso de cambio al respeto irrestricto de contribuir a crear lo que los constituyentes de 1901 describieron como la construcción de una "entidad independiente". Salvado ese principio, lo demás es negociable y debatible entre cubanos, sin tutelaje de ningún orden. La participación de los cubanos residentes fuera del territorio nacional debe estar condicionada por ese principio y por el reconocimiento de la limitación que impone no vivir en la realidad que se quiere transformar.
- La relación del estado y el gobierno cubano debe ser reestructurada y regulada de manera que haga efectiva y duradera el respeto a los derechos de todos los ciudadanos cubanos residan donde residan y que no este sujeta a los caprichos e imponderables de la política cubano-norteamericana, salvo en los casos que la integridad y soberanía dela nación sean razonable afectadas.