Thursday, December 18, 2014

Alocución del Presidente de los EE.UU., Barak H. Obama

Los Estados Unidos hoy están cambiando sus relaciones con el pueblo de Cuba y realizando los cambios más significativos en nuestra política en más de 50 años. Pondremos fin a un enfoque anticuado que durante décadas no ha podido promover nuestros intereses. Comenzaremos, en cambio, a normalizar las relaciones entre nuestros dos países.
A través de estos cambios, pretendemos crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y el pueblo cubano y dar inicio a un nuevo capítulo entre las naciones de las Américas.
Existe una historia complicada entre los Estados Unidos y Cuba. Yo nací en el año 1961, poco más de dos años después que Fidel Castro tomara el poder en Cuba, y pocos meses después de la invasión por Bahía de Cochinos, la cual trató de derrocar a su régimen.
Durante las décadas subsiguientes, las relaciones entre nuestros países se desarrollaron teniendo como telón de fondo la Guerra Fría y la férrea oposición de los Estados Unidos al comunismo. Nos separan apenas 90 millas.
Pero año tras año, una barrera ideológica y económica se ha ido fortaleciendo entre nuestros dos países. Entretanto, la comunidad de exiliados cubanos en los Estados Unidos hacía enormes aportes a nuestro país en la política, los negocios, la cultura y los deportes.
Al igual que habían hecho los inmigrantes en el pasado, los cubanos contribuyeron a rehacer a los Estados Unidos, aún cuando sentían una dolorosa añoranza por la tierra y las familias que habían dejado atrás. Todo esto une a los Estados Unidos y a Cuba en una relación única, como miembros de una sola familia y como enemigos a la vez.
Los Estados Unidos han apoyado con orgullo la democracia y los derechos humanos en Cuba a través de estas cinco décadas. Lo hemos hecho fundamentalmente a través de políticas encaminadas a aislar a la Isla, evitando los viajes y el comercio más elementales que los estadounidenses pueden disfrutar en cualquier otro lugar.
Y aunque esta política ha estado enraizada en las mejores intenciones, ninguna otra nación nos ha apoyado en la imposición de estas sanciones, las cuales han tenido poco impacto, como no sea el de brindarle al gobierno cubano una justificación para imponerle restricciones a su pueblo.
Hoy Cuba aún está gobernada por los Castro y el Partido Comunista que llegó al poder hace ya medio siglo. Ni el pueblo estadounidense ni el pueblo cubano se benefician de una política rígida que tuvo su origen en los acontecimientos que tuvieron lugar antes de que la mayoría de nosotros hubiéramos nacido.
Téngase en cuenta que durante más de 35 años, hemos tenido relaciones con China, un país mucho mayor que también está gobernado por un partido comunista. Hace casi dos décadas restablecimos relaciones con Vietnam, donde libramos una guerra que le costó la vida a más estadounidenses que los que murieron en cualquier conflicto de la Guerra Fría.
Es por ello que, cuando tomé posesión de mi cargo, prometí reexaminar nuestra política hacia Cuba. Para comenzar, eliminamos las restricciones que impedían que los cubano-americanos viajaran y enviaran remesas a sus familias en Cuba. Estos cambios, que en cierto momento fueron controversiales, ahora parecen obvios. Los cubano-americanos se han reunificado con sus familiares y son los mejores embajadores potenciales de nuestros valores.
Y a través de estos intercambios, la nueva generación de cubanoamericanos se cuestiona cada vez más un enfoque que más bien mantiene a Cuba apartada de un mundo interconectado.
Si bien desde hace tiempo he estado preparado para dar pasos adicionales, un obstáculo fundamental se interponía en nuestro camino: el injusto encarcelamiento en Cuba del ciudadano estadounidense y subcontratista de la USAID Alan Gross durante cinco años.
Desde hace muchos meses mi gobierno ha estado sosteniendo conversaciones con el gobierno cubano acerca del caso de Alan y otros aspectos de nuestras relaciones. Su Santidad, el Papa Francisco, me hizo llegar a mí y al Presidente Raúl Castro una solicitud personal en la cual nos instaba a resolver el caso de Alan Gross y a tener en cuenta los intereses de Cuba en la liberación de los tres agentes cubanos, que han estado encarcelados en los Estados Unidos durante más de 15 años.
Hoy, Alan Gross ha regresado a casa, y se ha reencontrado al fin con su familia. Alan fue liberado por el gobierno cubano por razones humanitarias.
Por otra parte, a cambio de los tres agentes cubanos, Cuba hoy ha puesto en libertad a uno de los más importantes agentes de inteligencia que los Estados Unidos han tenido en Cuba y que ha permanecido en prisión durante casi dos décadas.
Este hombre, cuyo sacrificio ha sido del conocimiento sólo de unos pocos, le proporcionó a los Estados Unidos la información que nos permitió arrestar a la red de agentes cubanos de la cual eran parte los hombres que hoy son transferidos a Cuba, así como otros espías en los Estados Unidos
Este hombre se encuentra ahora a salvo en nuestras costas.
Tras haber recuperado a estos dos hombres que se han sacrificado por nuestro país, ahora estoy dando pasos a fin de colocar los intereses de los pueblos de ambos países en el centro de nuestra política.
Primero, le he dado instrucciones al Secretario Kerry para que comience de inmediato las discusiones con Cuba a fin de restablecer las relaciones diplomáticas que han permanecido interrumpidas desde el mes de enero de 1961.
Como parte de los avances en este sentido, los Estados Unidos reestablecerán una embajada en La Habana y funcionarios de alto nivel visitarán Cuba. En aquellas esferas donde podamos promover intereses mutuos, así lo haremos, en aspectos tales como la salud, la migración, la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y la respuesta a situaciones de desastre.
De hecho, ya hemos visto con anterioridad los beneficios de la cooperación entre nuestros países. Fue un cubano, Carlos Finlay, quien descubrió que los mosquitos transmitían la fiebre amarilla; sus trabajos ayudaron a Walter Reed a combatirla.
Cuba envió a cientos de trabajadores de la salud a África para combatir el Ébola, y creo que los trabajadores de la salud estadounidenses y cubanos deben trabajar hombro con hombro para detener la propagación de esta mortal enfermedad.
Ahora bien, en aquellos aspectos en los cuales no coincidimos, abordaremos esas diferencias directamente, tal y como continuaremos haciendo en aquellos temas relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba. Pero yo creo que podemos hacer más para apoyar al pueblo cubano y promover nuestros valores a través del compromiso.
Después de todo, estos cincuenta años han demostrado que el aislamiento no ha funcionado. Es hora de que adoptemos un nuevo enfoque.
Segundo, le he dado instrucciones al Secretario Kerry para que revise la designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo. Esta revisión se hará conforme a los hechos y a la ley.
El terrorismo ha cambiado en las últimas décadas. En los momentos en que centramos nuestra atención en las amenazas provenientes de Al Qaeda y del ISIL, una nación que cumple con nuestras condiciones y que renuncia al uso del terrorismo no debe estar sometida a este tipo de sanción.
Tercero, estamos dando pasos para incrementar los viajes, el comercio y el flujo de información hacia y desde Cuba. Esto tiene que ver fundamentalmente con la libertad y la apertura y también es expresión de mi confianza en el poder del compromiso pueblo a pueblo.
Con los cambios que estoy anunciando hoy, será más fácil para los estadounidenses viajar a Cuba, y los estadounidenses podrán utilizar las tarjetas de crédito y débito en la Isla.
Nadie representa mejor los valores de los Estados Unidos que el pueblo estadounidense. Y yo creo que este contacto en última instancia es lo que más contribuye a otorgarle autoridad al pueblo cubano. También creo que al pueblo cubano podrá llegar una mayor cantidad de recursos.
De modo que estamos aumentando significativamente la cantidad de dinero que puede ser enviado a Cuba y eliminando los límites de las remesas que apoyan los proyectos humanitarios, al pueblo cubano y al emergente sector privado en Cuba.
Yo creo que las empresas estadounidenses no deben ser colocadas en situación de desventaja y que un incremento en el comercio es beneficioso tanto para los cubanos como para los estadounidenses. De modo que facilitaremos las transacciones autorizadas entre los Estados Unidos y Cuba. Las instituciones financieras estadounidenses podrán abrir cuentas en las instituciones financieras cubanas.
Y resultará más fácil para los exportadores estadounidenses vender mercancías en Cuba.
Creo en el libre flujo de información. Desafortunadamente nuestras sanciones contra Cuba le han negado a Cuba el acceso a la tecnología que les ha otorgado nuevas capacidades a los individuos en todo el mundo. Por ello he autorizado el incremento de las conexiones de telecomunicaciones entre los Estados Unidos y Cuba.
Las empresas podrán vender productos que les permitan a los cubanos comunicarse con los Estados Unidos y otros países.
Estos son los pasos que puedo dar como Presidente para cambiar esta política. El embargo que ha sido impuesto durante décadas ha sido codificado en una ley. En la medida en que se produzcan estos cambios, espero poder sostener un debate honesto y serio con el Congreso sobre el levantamiento del embargo.
Ayer conversé con Raúl Castro con el fin de ultimar los detalles en torno a la liberación de Alan Gross y el intercambio de prisioneros y describir la manera en que avanzaríamos. Expresé claramente mi convicción de que la sociedad cubana se ve limitada por las restricciones impuestas a sus ciudadanos.
Además del regreso de Alan Gross y la liberación de nuestro agente de inteligencia, acogemos con beneplácito la decisión de Cuba de liberar a un número significativo de prisioneros cuyos casos fueron directamente discutidos por mi equipo con el gobierno cubano.
Acogemos con beneplácito la decisión de Cuba de brindarles mayor acceso a Internet a sus ciudadanos y continuar incrementando el compromiso con instituciones internacionales como las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja, que promueven valores universales.
Pero no me hago ilusiones con respecto a los continuos obstáculos a la libertad que aún enfrenta el ciudadano cubano común. Los Estados Unidos consideran que ningún cubano debe ser víctima de acoso, arresto o golpizas sólo por ejercer el derecho universal de hacer que su voz se escuche. Y continuaremos apoyando a la sociedad civil allí.
Si bien Cuba ha hecho reformas para abrir gradualmente su economía, continuamos pensando que los trabajadores cubanos deben tener la libertad de crear sus sindicatos, así como los ciudadanos deben tener la libertad de participar en los procesos políticos.
Además, dada la historia de Cuba, espero que ésta continúe ejerciendo una política exterior que en ocasiones se oponga radicalmente a los intereses estadounidenses. No espero que los cambios que estoy anunciando hoy traigan consigo una transformación de la sociedad cubana de la noche a la mañana.
Pero estoy convencido de que, a través de una política de compromiso, podemos, de una manera más eficaz, defender nuestros valores y ayudar al pueblo cubano a que se ayude a sí mismo a medida en que se adentra en el siglo XXI.
A aquellos que se oponen a los pasos que estoy anunciando hoy, permítanme decirles que respeto su pasión y comparto su compromiso con la libertad y la democracia. El problema radica en cómo podemos nosotros mantener ese compromiso. No creo que podamos seguir haciendo lo mismo que hemos hecho durante cinco décadas y esperar un resultado diferente.
Además, tratar de empujar a Cuba hacia un colapso no favorece los intereses del pueblo estadounidense ni del pueblo cubano. E incluso si eso funcionara –y no lo ha hecho durante 50 años- sabemos, por amargas experiencias, que es mucho más probable que los países disfruten de las transformaciones que son duraderas si sus pueblos no están sometidos al caos.
Exhortamos a Cuba a desencadenar el potencial de 11 millones de cubanos poniendo fin a las restricciones innecesarias a sus actividades políticas, sociales y económicas. En ese espíritu, no debemos permitir que las sanciones impuestas por los Estados Unidos se añadan a la carga que pesa sobre los ciudadanos cubanos, aquellos a quienes pretendemos ayudar.
Los Estados Unidos extienden una mano amiga al pueblo cubano. Algunos de ustedes nos han considerado a nosotros como fuente de esperanza, y continuaremos siendo una luz de libertad. Otros nos han visto como antiguos colonizadores, empeñados en controlar su futuro.
José Martí dijo una vez: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto”.
Hoy estoy siendo honesto con ustedes. No podremos nunca borrar la historia que existe entre nosotros, pero creemos que ustedes deben contar con la autoridad para vivir con dignidad y autodeterminación.
Los cubanos utilizan un dicho relacionado con la vida diaria: “No es fácil”. Hoy los Estados Unidos desean convertirse en socios para hacer que la vida de los ciudadanos cubanos comunes sea un poco más fácil, más libre, más próspera.
A aquellos que han apoyado estas medidas, les doy las gracias por haber compartido nuestros esfuerzos. En particular, quiero agradecerle a Su Santidad, el Papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos demuestra la importancia de aspirar a un mundo como debe ser, y no simplemente conformarse con el mundo tal cual es.
Al gobierno de Canadá, que patrocinó nuestras conversaciones con el gobierno cubano, y un grupo bipartidista de congresistas con quienes hemos trabajado sin descanso a favor de la liberación de Alan Gross y de un nuevo enfoque para promover nuestros intereses y valores en Cuba.
Finalmente, el cambio de nuestra política hacia Cuba se produce en un momento de renovado liderazgo en las Américas. El próximo mes de abril estaremos preparados para que Cuba se una a otras naciones del hemisferio en la Cumbre de las Américas. Pero insistiremos en que la sociedad civil se nos una para que sean los ciudadanos, y no sólo los líderes, los que conformen nuestro futuro.
Y exhorto a todos mis colegas líderes a que le den sentido al compromiso con la democracia y los derechos humanos, que es la esencia de la Carta Interamericana. Dejemos atrás el legado de la colonización y del comunismo, la tiranía de los carteles de la droga, los dictadores y las farsas electorales.
Un futuro de más paz, seguridad y desarrollo democrático es posible si trabajamos unidos, no para mantener el poder, no para proteger los intereses creados, sino para promover los sueños de nuestros ciudadanos.
Compatriotas estadounidenses, la ciudad de Miami se encuentra a sólo 200 millas aproximadamente de La Habana. Miles de cubanos han llegado a Miami en aviones y balsas improvisadas, algunos sólo con la camisa que llevan puesta y la esperanza en sus corazones.
Actualmente a Miami se le conoce como la capital de América Latina. Pero es también una ciudad profundamente estadounidense, un lugar que nos recuerda que los ideales valen más que el color de nuestra piel o las circunstancias de nuestro nacimiento, una muestra de lo que el pueblo cubano puede alcanzar y la apertura mostrada por los Estados Unidos hacia nuestra familia del Sur.
Todos somos americanos.
El cambio es difícil tanto en nuestras vidas como en las vidas de las naciones, y el cambio se torna aún más difícil cuando llevamos en nuestros hombros la pesada carga de la historia.
Pero hoy estamos haciendo estos cambios porque es lo correcto. Hoy los Estados Unidos optan por librarse de las ataduras del pasado para lograr un futuro mejor para el pueblo cubano, para el pueblo de los Estados Unidos, para todo nuestro hemisferio y para el mundo.
Gracias. Que Dios los bendiga a ustedes y a los Estados Unidos de América.

Wednesday, December 17, 2014

Alocución del presidente cubano Raúl Castro

Desde mi elección como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, he reiterado en múltiples ocasiones, nuestra disposición a sostener con el gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo.
Esta es una posición que fue expresada al Gobierno de Estados Unidos, de forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios.
El heroico pueblo cubano ha demostrado, frente a grandes peligros, agresiones, adversidades y sacrificios, que es y será fiel a nuestros ideales de independencia y justicia social. Estrechamente unidos en estos 56 años de Revolución, hemos guardado profunda lealtad a los que cayeron defendiendo esos principios desde el inicio de nuestras guerras de independencia en 1868.
Ahora, llevamos adelante, pese a las dificultades, la actualización de nuestro modelo económico para construir un socialismo próspero e sostenible.
Resultado de un diálogo al más alto nivel, que incluyó una conversación telefónica que sostuve ayer con el Presidente Barack Obama, se ha podido avanzar en la solución de algunos temas de interés para ambas naciones.
Como prometió Fidel, en junio del 2001, cuando dijo: ¡Volverán!, arribaron hoy a nuestra Patria, Gerardo, Ramón y Antonio.
La enorme alegría de sus familiares y de todo nuestro pueblo, que se movilizó infatigablemente con ese objetivo, se extiende entre los cientos de comités y grupos de solidaridad; los gobiernos, parlamentos, organizaciones, instituciones y personalidades que durante estos 16 años reclamaron e hicieron denodados esfuerzos por su liberación. A todos ellos expresamos la más profunda gratitud y compromiso.
Esta decisión del Presidente Obama, merece el respeto y reconocimiento de nuestro pueblo.
Quiero agradecer y reconocer el apoyo del Vaticano, y especialmente, del Papa Francisco, al mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Igualmente, al Gobierno de Canadá por las facilidades creadas para la realización del diálogo de alto nivel entre los dos países.
A su vez, decidimos excarcelar y enviar a Estados Unidos a un espía de origen cubano que estuvo al servicio de esa nación.
Por otra parte, basados en razones humanitarias, hoy también fue devuelto a su país el ciudadano norteamericano Alan Gross.
De manera unilateral, como es nuestra práctica y en estricto apego a nuestro ordenamiento legal, han recibido beneficios penales los reclusos correspondientes, incluida la excarcelación de personas sobre las que el Gobierno de los Estados Unidos había mostrado interés.
Igualmente, hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar.
Aunque las medidas del bloqueo han sido convertidas en Ley, el Presidente de los Estados Unidos puede modificar su aplicación en uso de sus facultades ejecutivas.
Proponemos al Gobierno de los Estados Unidos adoptar medidas mutuas para mejorar el clima bilateral y avanzar hacia la normalización de los vínculos entre nuestros países, basados en los principios del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.
Cuba reitera su disposición a sostener cooperación en los organismos multilaterales, como la Organización de Naciones Unidas.
Al reconocer que tenemos profundas diferencias, fundamentalmente en materia de soberanía nacional, democracia, derechos humanos y política exterior, reafirmo nuestra voluntad de dialogar sobre todos esos temas.
Exhorto al Gobierno de los Estados Unidos a remover los obstáculos que impiden o restringen los vínculos entre nuestros pueblos, las familias y los ciudadanos de ambos países, en particular los relativos a los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones.
Los progresos alcanzados en los intercambios sostenidos demuestran que es posible encontrar solución a muchos problemas.
Como hemos repetido, debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias.
Sobre estos importantes temas volveremos a hablar más adelante.

Muchas gracias.

Fuente:   

Wednesday, October 01, 2014

De la caja de Padura

Desenterrando este texto escrito hace unos meses... Creo que hay algunas ideas salvables...

Primero fue la lectura del artículo de Atilio Borón sobre la entrevista de Leonardo Padura en el diario La Nación de Buenos Aires. Me pareció pertinente que señalara que es imprescindible referirse a la política de todos los gobiernos norteamericanos cuyo epítome es el embargo, eufemismo por bloqueo, cuando se pasan juicios de valor o análisis políticos sobre la revolución cubana y sus posibilidades futuras. Desconocer esta realidad y su decisiva influencia en el proceso político cubano del último medio siglo contradice toda lógica política, todo análisis político de fondo.
Luego, la lectura de la entrevista misma de Leonardo Padura. La frase que intitula la entrevista es ambigua: La realidad cubana es muy peculiar para explicarla con prejuicios a favor y en contra… Ninguna proceso político se puede comprender, que no explicar, con prejuicios. Además, ¿estar a favor o en contra de qué? ¿de la realidad cubana? ¿o de la revolución cubana? Si no se puede “explicar” con prejuicios a favor o prejuicios en contra, entonces cómo. La periodista argentina se refiere a la revolución cubana como “utopía trunca”, y así anuncia su lugar político. Después, la entrevista transcurre sin sobresaltos, los típicos tópicos de los suplementos culturales de domingo o sábado: la escritura como tabla de salvación, escritura dominical para el desayuno, la cuestión del alter ego y la reminiscencia autobiográfica de la literatura, el valor de la palabra escrita,  etc. También, lo que se dice típicamente en entrevistas de cubanos: la apertura no es profunda, soy independiente, trinidad del poder, binomio patria-nación (creo que aquí se puede intercalar una fe de errata: el binomio “tradicional” al que se apela es “patria-revolución”), etc. La última línea, o la que el editor de la entrevista quiso que fuera la última línea, revela el posicionamiento ideológico del autor, dice: anhelo la normalidad. Anhelar ese momento de sosiego en el que nos sentimos en paz con nosotros mismos, con los demás, con el entorno, en el que todo parece, y aparece, diáfano, claro, transparente… Ah! La normalidad… No hay sociedades normales, eso lo debe saber el autor Padura, que viaja tanto… pero vive en Cuba… Quizás eso no lo deje ver la anormalidad de las sociedades “normales”.
Después, los correos de Juan Carlos Tabío y Arturo Arango. Correos personales, intercambio de saludos y comentarios sobre el asunto. Sin embargo, Tabío apunta algo muy valedero sobre la ineficiencia económica, la ineficacia burocrática, la falta de responsabilidad social y la supuesta obligación de mencionar al “embargo” o el “imperialismo” como moneda de cambio para “quedar bien” cuando se adopta una posición crítica. La obra de arte no tiene que tener ese “santo y seña” siempre, eso sería un fraude.  Pero lo que se está polemizando no es la obra de Padura, sino sus comentarios en la prensa. El debate político debe ser sobre temas políticos. Tabío se refiere también al debate entre ser independiente y ser oficialista en la comunidad intelectual, académica, artística, en la vida económica y política de la sociedad. Ese debate debería ser público y abierto a la participación de todos. Incluso éste mismo debate debería encontrar eco en la prensa cubana y quizás alguna revista pueda recogerlo, ampliarlo, matizarlo.
Más tarde, la respuesta de Guillermo Rodríguez Rivera a Juan Carlos Tabío y de ese texto me quedo con muchas cosas, sobre todo con la sinceridad de sus observaciones. Me parece de poca sustancia considerar el “desengaño” como categoría de peso, que revele las estéticas sobre las que se construyen las obras literarias, sus influencias y su posible permanencia en el canon de una literatura, de una cultura. La ‘literatura del desengaño”… eso se parece mucho al “anhelo [de la] normalidad”.
 A continuación, el texto de Juan Antonio García Borrero. Un par de comentarios: primero, sobre la cuestión del silencio - estamos hablando del silencio social, político, de lo que no se dijo en el momento que se debió haber dicho, dando paso a mucha incomprensión, discriminación, arbitrariedades, injusticias con segmentos de la población que por origen de clase, nexos familiares, o creencias religiosas estaban  en el horizonte de los “desafectos”, los “desintegrados”, los “individualistas”, los “poco entusiastas” y, a la vez, dio impunidad a un número de personas, ese “sujeto colectivo nombrado ‘revolucionario”, que en nombre de una “causa mayor” o de “el proyecto”, impartía bendiciones a siniestra y maldiciones a diestra; ese silencio sobre el desarrollo institucional del país, sobre la crisis social y económica, acerca de la preeminencia del aparato partidista sobre la sociedad civil… Ese silencio sideral, ¡si se hubiera evitado! o, al menos, si no se hubiera renunciado tan de prisa a la libertad inherente a nuestra condición de individuos… El otro comentario se refiere a este fragmento: “…me interesa comprender (quisiera enfatizar ese término: comprender)... cuáles fueron los dispositivos que permitieron que una idea tan humanista como la que propuso originariamente Marx, una herramienta que supuestamente venía a emanciparnos, a hacernos más libres y plenos como individuos, se convirtió en el siglo pasado en aparato de dominación y terror en todo ese sistema comunista que por algo se derrumbó.” Este comentario recuerda a Spinoza  “en política no hay que reír, ni llorar, nunca detestar, sino comprender”. La comprensión como actitud y categoría ética, académica y política desbrozaría el camino hacia una sociedad que desplazara la arrogancia y la sospecha, la “parametración de los seres humanos”.
No se trata discutir la calidad literaria de Leonardo Padura, ni siquiera su obra –eso le corresponde a la crítica literaria; se trata de debatir las opiniones públicas que el autor ha expresado en diversas ocasiones y en diversos escenarios. Leonardo Padura con sus palabras ha motivado una discusión, un debate, y eso, en sí mismo, refleja cambios y es importante. El debate del pasado y la crítica del presente ayudan a esbozar un futuro más civilizado.

Tuesday, May 13, 2014

Comentario 5/13 algo sobre la legitimidad


El tres de abril del (¿o de?) dos mil trece, Vicente Echerri publicó un artículo en “El Nuevo Herald” que he vuelto a leer un par de veces a lo largo del año que ha trascurrido desde su publicación. Hoy lo le he leído por tercera vez. Desde su primera lectura supe que debía escribir un breve comentario sobre el artículo de marras que lleva por título “La necesaria ilegitimidad del enemigo”. ¡Qué debía escribir!  ¿Por qué? ¿Qué distingue a este artículo? La manera que está enunciado la problemática cubana, la argumentación que esgrime para deslegitimar al proceso revolucionario cubano y la posible solución del drama. Del autor apenas sé que vive en el área de Nueva York-New Jersey y los que lo conocen y me conocen afirman, más o menos, que es un excéntrico, cualidad que para mí es más un elogio que un insulto. Admiro la forma que escribe, la secuencia lógica con que expone sus argumentos. He leído textos suyos sobre literatura, autores cubanos, cultura en general que son como limonadas frías al filo del mediodía cubano. En cuanto a la comprensión de la historia cubana reciente estamos en aceras opuestas, caminando en paralelo, sin convergencia posible. Al menos hay que reconocer que ha tenido el coraje y la decencia de llamar las cosas por su nombre con una honestidad devastadora: “no reconozco la legitimidad del gobierno de mi país ni de sus instituciones”, escribe y esa sola razón para no regresar a Cuba hace “superflua”, escribe Echerri, todas las demás. Así dice, o parece decir, Echerri, todas las demás razones que tengo para no regresar a Cuba palidecen frente al argumento de la legitimidad. Aquí se plantearían varias interrogantes y algunos comentarios: ¿qué le otorga legitimidad a los procesos políticos, a los gobiernos? El gobierno revolucionario cubano ha estado en el poder los últimos cincuenta y cinco años sin que se haya organizado una oposición estable, sólida, convincente, efectiva; por otra parte la población ha crecido cerca de un cuarenta por ciento en ese lapso de tiempo –cambio no solo generacional, sino ese que llaman los demógrafos sustitución de población con todo las consecuencias que eso significa. Este par de datos pueden usarse como factores de consenso entre la población cubana de la isla, consenso que otorga legitimidad. Suponer que la población cubana no ha se movilizado contra el gobierno cubano al que Echerri llama “un grupo de gánsteres de medio pelo que ha querido enmascarar su patanería con unos andrajos marxistas”, que no lo ha derrocado simplemente por miedo, incompetencia o impotencia, no solo es de un simpleza enorme  y absurda, sino un velado insulto al carácter de las personas que viven en la isla, una vileza inconfesable, y un “divinización del gobierno castrista” para ocultar frustraciones y resentimientos. Consenso no significa un asentimiento bovino, un acatamiento acrítico de la voluntad y las decisiones del gobierno. A decir verdad, durante, al menos, los primeros treinta, cuarenta años del proceso revolucionario cubano, la unanimidad y la falta de crítica eran desoladoras, fueron también los años de más intensa y abierta hostilidad por parte de los distintos gobiernos norteamericanos y de los exiliados de Miami y otras partes. La hostilidad y los planes de desestabilización no han cesado. La revolución cubana, que ha sido la misma desde mil novecientos cincuenta y nueve, nunca será digerida por los gobiernos norteamericanos y por cierto tipo de exiliado, porque para ellos la revolución, el gobierno, sus instituciones carecen de legitimidad, y esa carencia hace válida cualquier estrategia, táctica o plan para derrocarlo. Si después de la desaparición física del liderazgo histórico de la revolución cubana, los nuevos gobernantes, administradores y legisladores cubanos, con prontitud o con lentitud, de una manera abierta o velada, comienzan a moverse en dirección de los intereses norteamericanos es posible entonces que el gobierno de los Estados Unidos acepte algún tipo de negociación o acuerdo. Los exiliados como Echerri nunca aceptarían ningún tipo de negoción con el gobierno revolucionario –tendría que ocurrir una suerte de regresión histórica que recuerde más a la ciencia ficción que a la ciencia política. Si en el ínterin entre la desaparición de una generación y la emergencia otra sucede el “milagro” del petróleo en aguas jurisdiccionales cubanas, ni el más pulido argumento sobre la legitimidad política del gobierno cubano y sus instituciones detendrán a las grandes corporaciones norteamericanas de participar en el nuevo mercado… Pero esto también es un poco de ejercicio de la imaginación… Atenerse al presente, a lo que tenemos hoy, y con esto imaginar los posibles futuros, sin olvidarse del pasado, estudiar la historia, es la receta para una política realista, pragmática, que no se olvide del bien y de la verdad pero que, a la vez, no postergue la acción en virtud de esperar las “circunstancias ideales”. Ya, al final del artículo, Echerri postula una “manos que… desempolven y afirmen de nuevo la república”. Hay en esa frase un indudable trazo de la poética de Diego, y hay algo también que recuerda a Borges ahí… Es una pena que un hombre de tan buen escribir, que parece ser un conversador tremendamente ameno, que por lo que he leído de él mismo, debe cocinar muy criollamente, camine en la acera de enfrente… al menos para mí es una pena. Dice los que lo conocen y me conocen que Echerri escribe excelentemente bien. No lo dudo. Que alberga novelas y cuentos y poemas de excelente factura. Aspiro a que escriba sus memorias y las deje ahí, reposar… Puede que yo no las lea, que no me alcance la vida… pero otros sí, y, entonces, esas manos que él pide, quizás sean las suyas…

Monday, April 21, 2014

Comentario 4/21

He estado leyendo en periódicos europeos y latinoamericanos los reportajes sobre la muerte de GGM… solo en la prensa de Miami hay un contenido disgusto con el escritor recién fallecido: El resentimiento ilustrado, más que el odio, porque el odio es una ofensa fácil de desbaratar… Es entendible, la amistad de GGM con FC aprieta las gargantas y los corazones de más de un residente de origen cubano en esta ciudad hecha a la medida de las ambiciones y las nostalgias de esos mismos residentes…

Friday, April 18, 2014

Gabriel García Márquez, Gabo para muchos...


Hacia la media tarde de ayer, abril dieciséis del catorce, abrí la internet para conectarme a ninguna lugar, sin ningún propósito específico, para matar el tiempo mientras mis hijos cumplían sus deberes escolares, bajo la mirada seria?, adusta?, y vigilante? de su padre, y salieron los bigotes y las cejas de Gabriel García Márquez y el titular, en inglés, que rezaba: “Garcia Marquez, Nobel laureate, dies at 87”. Así que me enteré de la muerte de GGM a través de un titular de noticias en un portal digital norteamericano y, desde entonces, he leído lo que se ha publicado en el Granma, La Jiribilla, el País, el periódico global según sus editores, La Jornada de Mexico, el Nuevo Herald e incluso, a Carlos A. Montaner para confirmar lo que ya se sabe, éste fue un hombre que en su obra y en su vida dejó un rastro bueno, de excelencia literaria y humana.  He leído con alegría y cierta asiduidad varias de sus obras. Todavía recuerdo la emoción que me produjo leer sobre la celebración de los juegos florales en El amor en los tiempos del cólera, en La Habana a mediados de la década de los ochenta… Imaginaba esos juegos como unos carnavales sosegados, con la gente vestida de colores cálidos, claros, las mujeres de sombrilla y sombrerillos, y los hombres con sombrero de alas anchas, unos carnavales resistibles, no como los habaneros, al menos no como los que había conocido, yo, en La Habana. Quizás no fueran los mismos que conoció Lezama. Bueno, pues, acaba de morir, hace menos de veinticuatro horas, Gabriel García Márquez, para muchos, muy instruidos en las artes de la bellas letras, el mejor escritor en lengua castellana del pasado siglo, para mi el escritor que, junto a Mario Vargas Llosa, rescribieron América Latina para el resto del mundo; murió el escritor que, junto a Mario Vargas Llosa, leo en mis tiempos de cólera o desolación; murió el escritor que, a diferencia de Mario Vargas Llosa, fue solidario con Cuba y los cubanos en todo momento. A veces me he sorprendido pensando que este escritor que acaba de fallecer en la ciudad capital del Nuevo Mundo ha muerte en olor de santidad civil por toda su trabajo casi apostólico por lo que él, frase feliz, valga la aliteración doble, llamó felicidad doméstica.



Imagen tomada por Rodrigo García a Gabriel García Márquez en 1972 y divulgada por la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. El lugar no se especifica y en aquel entonces el escritor tenía unos 45 años Foto Ap /Rodrigo García (FNPI)

Tuesday, February 18, 2014

Comentario 4/14


I just want to correct myself on my commentary on Auster-Coetzee epistolarium on friendship and my feelings of disapproval. That comment is misleading; I highly appreciate both authors. Their correspondence seems to have a documentary value even though the publishing timing is not right. Usually private correspondence and papers are published when authors are deceased. This book of correspondence is an exception –both authors are alive and they comment on events that happened recently or are developing, or will happen in the nearby future-, because give us a glimpse on part of the daily routine of two of the finest writers’ nowadays and into their wise thoughts. Anyways, there is something unusual about this private epistolary –authors wrote as if they knew the letters will be published; there was an intentionality of publishing what had a private addressee. On the other side, these letters can work as a motivation to begin to write letters to our friends and family, even though the media has changed from regular mail to electronic mail, from the use of full language to simplified language most of the unintelligible to the non-initiated. I think that the time of written correspondence is gone forever…

 

Later on, I was at my studio and saw a Carver’s book of unpublished prose. I took it from the shelf and opened to check the table of content, and there was a piece on friendship. Carver’s reflection on friendship is more down to earth than Auster’s and Coetzee’s –there is less mannerism and sophistication. That was Carver’s style, simple and plain, no metaphysics; not even death conferring certain etat de grace, nothing. Carver goes directly and says something like after death everything is done, finito, terminado, se acabó. People in Carver’s fiction are depicted in its ordinary attire, without 'pomp and circumstance', a simple life even in its gestures and words. Carver’s characters express the secularity of the American religion: a god without divinity, transcendence within…

 

More on friendship -this time on the hand of the reading of Mandelstam’ Moscow Notebooks. There is this anecdote that goes like this: in a reading, Mandelstam was asked about his opinion on contemporary Russian poetry. He was just coming back from one of the force exiles he suffered. He knew his life was worthless, and to the question, he responded, “What answer do you want from me? I am the friend of my friends! I am contemporary of Akhmatova!” -such an answer, in the middle of one of the most horrendous times ever, a fragile poet vindicates the value of true friendship in front of an omnipotent and hideous state.

Tuesday, February 11, 2014

Comentario #3/14


La libertad, Madame Roland, y los crímenes que se han cometido en su nombre son innumerables –su cabeza es un testimonio de ello. Pero el crimen perfecto, Braudillard dixit, es el asesinato de la realidad, matarla a sangre fría, despojarla de todo viso de verdad y sustituirla con la mentira. Libertad y verdad, realidad y ficción… Así como libertad no es sólo una función política -la modernidad le confirió propiedad en ese campo del saber y del hacer humano-, la mentira no es sólo una cuestión ética, es también un mecanismo de legitimación individual y grupal.

Así, los estamentos de poder de las sociedades modernas especulan con la libertad como el estado ideal de convivencia humana pero la abstraen de todo contenido histórico, banalizándola.

¿Cómo definir un estado totalitario? ¿La Europa feudal era un mosaico de estados totalitarios con el cristianismo romano como ideología de cohesión? ¿O, tal vez, el Japón feudal? ¿La Rusia zarista? ¿El imperio otomano? ¿Los estados cambiantes de Europa central? ¿Los territorios coloniales de América? ¿Las colonias africanas? ¿Las repúblicas emergentes de las Américas? ¿Los poderes coloniales? ¿Qué le confiere esencia totalitaria a un estado? ¿Otro? ¿Organismos políticos regionales? ¿Internacionales, quizás? ¿Es el totalitarismo más una práctica de represión política que de control económico? Pero, ¿qué hay con ese totalitarismo empotrado en las sociedades democráticas por virtud del poder económico o político, o de factores religiosos o ideológicos? ¿o del totalitarismo ejercido a punta de bayonetas reales o imaginarias? ¿o del totalitarismo estatal? ¿o del totalitarismo corporativo? ¿o del totalitarismo de género?

La libertad es condición del individuo en cuanto tal, es inherente a su condición humana. La libertad tiene también su deriva social y política, y la modernidad se ha encargada de convertirla en paradigma, en aspiración. El estado moderno condesciende con la libertad ciudadana mientras que no amenace su legitimidad. El colapso de los estados comunistas de Europa Oriental puso en crisis los paradigmas alternativos al ordenamiento social capitalista basado en el mercado como regulador de la vida social y política. ¿Son los estados capitalistas contemporáneos, en realidad, tan espontáneos, democráticos, como los paradigmas liberales los presentan? ¿No hay un control total de los mercados y de las ideas por parte del capital? Los espacios alternativos para ejercer la crítica del sistema capitalista se reducen a ciertos espacios académicos sin ninguna participación ciudadana consistente y efectiva.

Así, el debate sobre la libertad de Cuba y el carácter totalitario del gobierno cubano parecen ser cansados ejes de una carreta que no avanza. Los postmodernos que rechazan, y consideran superado el debate entre la izquierda y la derecha, deben hacer a un lado esos tópicos, declararlos superados por la dinámica de las sociedades postindustriales y centrar el debate  en la institucionalización de un estado moderno que incorpore las temáticas y las asignaturas más urgentes de la sociedad contemporánea: la viabilidad económica dentro de un modelo de desarrollo sostenible y la participación ciudadana dentro de un proyecto de representatividad social incluyente. Pero el debate sobre Cuba, su libertad y el totalitarismo, pasan por las vísceras, no por el cerebro.

Friday, February 07, 2014

Comentario 2/14



A friend who’s recently dead, someone who’s known also dead in just a month; and the dead who walked along part of my life are forming a sort of cohort; and every time that I need them, I am going to read their books, or watch their movies, or look at their paintings, or listen to their music, or, simply, remember them with the affection only dead people provoke. I was just reading Auster-Coetzee’s epistolarium on friendship and some feelings of disapproval arouses because true friendship begins after all is done and said –death offers a unique opportunity of purification; there is no selfishness, no envy, no possibility of offense. In the meantime, friendship is an aspiration, a ritual of good manners and fidelities always threatens by our anger, our dreadful behavior. Friendship requires doses of patience and generosity that we are not always ready to give. You remember the day when you were thirteen and abandoned a friend when he was attacked by a gang and you run cowardly; you remember the lies, the violations of privacy, the manipulation, the indiscretions, the times you have taken advantage of the innocence and the good faith of others, the infidelities –you remember all of these misdeeds, and you know you have screwed it up.

Comentario #1/14


No voy a ceder a la tentación de escribir sobre un amigo muerto hace un mes. Amigo odiado por unos pocos en esta ciudad, que se ha convertido, por muchas y muy cubanas razones, en el asentamiento definitivo para un gran números de cubanos. El amigo en cuestión fue sacerdote católico y después de su fallecimiento se ha escrito tanta bobería, como diría él mismo, que es preferible abstenerse de participar en ese rosario que abarca desde panegíricos llenos de pietismo  al estilo de “nos veremos, Padre Carlos…” hasta envenenados y atorrantes comentarios. Para no variar, el artículo de Andrés Reynaldo es distinto, su estilo es más cuidado, nada patético. El artículo de Andrés Reynaldo sobre la muerte de Carlos M. de Céspedes y García-Menocal refleja el desamparo ético de Miami, la escandalosa pobreza moral de sus élites, su desapego de la historia y la verdad. La opinión que Andrés Reynaldo expresa es la variante refinada de la opinión que se expresa en Miami y que tiene en común la misma tesitura: nada que venga de Cuba, nadie que viva en Cuba, y no se adscriba con meridiana fidelidad, a los postulados, bien conocidos, del exilio tradicional es honrado, honesto, valioso. Claro, Andrés Reynaldo sabe como adscribirse sin perder el aire literario. Esta línea lo hubiera salvado del anatema: “Cualquiera que fueran sus motivaciones o, si prefieren, sus estrategias, no alcanzan a explicar la perversa lógica de algunas de sus acciones.” Pero él prefirió decir más y escribió que el sacerdote en cuestión asistía a cocteles oficiales pero no defendía a los opositores, que escribió sobre ese asesino que fue el Che que mató a la crema y nata de la juventud católica y, ya en el colmo de la hipocresía, lo acusa de apartar a la iglesia del camino de “ser piedra de resistencia, manantial de creadora verdad, ejemplo de sacrificio” frente a la dictadura castrista. De nada le valen los giros borgianos a su escritura para disfrazar el deschabe ético que esa, su escritura, trasluce. Ser anticomunista, anticastrista, anti fidelista, de derechas, firmes creyentes en la economía de mercado, todo eso es legítimo y debe tener su espacio en una sociedad civilizadamente organizada en torno a la verdad y el respeto. Pero, diría yo, que muchos que debieron ser “piedra de resistencia, manantial de creadora verdad, ejemplo de sacrificio” se mudaron al Miami real o al Miami simbólico que todos los cubanitos llevamos dentro. Para infortunio, de muchos cubanos y cubanas honradas y emprendedoras, la legítima desaprobación, disidencia y oposición a la revolución cubana y su gestión ha sido usada para satisfacer vendettas personales y ayudar al peculio de unos pocos. Cuando las causas políticas nobles se usan para dirimir asuntos que no conciernen ni contribuyen al mejoramiento de situaciones convulsas, se tuerce su sentido histórico, se minan sus asideros morales. Andrés Reynaldo en una muy lograda línea en su artículo revela el carácter de su pensamiento: “Ahí podemos leer sus finales panegíricos, acarreando el agua de la ambigüedad y la cobardía al molino de unas reformas que, así en su realidad como en su promesa, eleva a la Cuba de Fulgencio Batista a un nostálgico precedente de igualdad, oportunidades y derechos.” El fragmento que subrayo es el que interesa: pensar que las reformas que se están produciendo en Cuba puedan desembocar en algo tan horrible, tan defectuoso, tan malo que pueda hacer palidecer a la realidad cubana bajo Batista, en cuanto crímenes y atrocidades, es de un contrasentido histórico que es inconcebible en personas serias y educadas. Pero, bien, como él mismo dice al final de su artículo, Algún día sabremos por qué.